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Análisis de Warhammer: Vermintide 2
Versión analizada Xbox One X. Copia digital proporcionada por FatShark.
En este mundillo en el que cada buena idea se replica hasta el hastío, tenemos que reconocer que poco se ha fusilado el fantástico Left 4 Dead. O sea plagiado mucho menos de lo que se debería. Sus momentos de tensión, la avalancha de enemigos o ese multijugador competitivo cruzado en el que los supervivientes se enfrentaban a los zombis especiales marcaron una época. Entre los pocos títulos (sobre todo si comparamos con otras “inspiraciones”) que podemos encontrar está el primer Vermintide, un producto más que correcto que destapaba todas sus esencias en cuanto cuatro amigos se ponían de acuerdo para acometer la aventura. Porque eso sí, pocos géneros resultan tan descafeinados en solitario como vibrantes con compañeros como los de supervivencia cooperativa. Y Vermintide conseguía transmitir sensaciones parecidas a Left 4 Dead cambiando los muertos vivientes por la contundente licencia de Warhammer.Hace nada os contamos qué nos pareció esta segunda entrega con motivo de su puesta de largo en PC, por lo que si queréis ampliar solo tenéis que pasar por el enlace que os lleva a nuestro anterior análisis de Warhammer: Vermintide 2. Y como decimos, el juego apuesta por el modo en línea. Podremos quedar con amigos que ya tengan el juego o siempre podemos optar por el emparejamiento virtual del mathmaking. El caso es que no nos falte apoyo para lo que se nos viene encima. Pero Warhammer: Vermintide 2 ofrece también la posibilidad de disfrutarse en solitario, tanto el prólogo que sirve de tutorial para reunir a los cuatro primeros protagonistas como en el resto de aventuras que nos proponen. Lo malo, es el que el progreso que obtengamos en solitario no podrá transferirse al modo multijugador. Parece ser que que quieren penalizar de alguna forma a los jugadores que den el salto de jugar desconectado a hacerlo con otras personas, lo raro es que al revés sí se permite, de manera que podremos mantener nuestro nivel si decidimos jugar offline.La historia sigue a pies juntillas el argumento de videojuegos de fantasía medieval, con una gran mal que hay que detener y un ejército de lacayos que morirían (de hecho morirán) por llevar a cabo los deseos de su señor oscuro. En nuestro caso, tenemos que dos facciones de las más conocidas del mundillo Warhammer unen fuerzas contra nosotros, se trata de los guerreros del Caos y los Skavens . Si no habéis jugado a Bloodbowl o no sabéis mucho de este universo, os resumiremos diciendo que los enemigos con armaduras más grandes y con más pinchos han hecho equipo con una plaga de hombres-ratas que cuentan sus filas por miles. En eso entran en juego nuestros protas, los mismos de la primera entrega aunque ahora guardan más de una sorpresa. Para empezar, los cinco héroes tienen ahora tres categorías disponibles en las que especializarse, lo que en realidad termina por convertirse en quince personajes diferentes. A eso debemos sumar que el árbol de habilidades es más variado y grande que el que vimos en la primera parte, por lo que resulta más satisfactorio la progresión.