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Análisis de After Death
es el debut de After Death Team (que feo queda llamarse igual que su juego) y se percibe su gran influencia retro. Lo primero que nos recuerda son a los
Castlevania
y a esos juegos de los 90 protagonizados por esqueletos (
Medievil, Mr Bones
) o demás criaturas infames. Sí, entre
Shadow of the Beast, Chakan: The Forever Man, Ork
, tuvimos una época divertida. El argumento no es excesivamente original pero su narración es interesante porque todo se desvela mediante diálogos con los personajes secundarios. Nada de cinemáticas ni pantallas con textos introductorios, comenzamos la aventura con nuestro ¿héroe? resucitando en un mausoleo. No sabe quién es ni porque está vivo, así que se comienza a matar monstruos para averiguarlo. Skull (así se llama él o ella, sí) viene de una dimensión desconocida y se despierta en un mundo creado por El Escultor, una deidad capaz de crear realidades alternativas y llenarlas de monstruos. Para regresar a su propio mundo Skull deberá vencer a los Guardianes del portal y cosechar sus almas… ¿pero será buena idea abrir ese portal?
El esqueleto que se negaba a morir pero odiaba vivir
Para hacernos una idea, After Death es un metroidvania con una gran influencia de Castlevania. Cualquier fan, sobre todo de las entregas antiguas, reconocerá sus mecánicas jugables, su estética lúgubre, sus animaciones, sus mapas grandes y sus coleccionables. Combina tanto plataformas en 2D como acción y exploración. La rutina es la que se espera para este género: recorremos el escenario hasta el siguiente jefe, el cual tras ser derrotado se nos otorga un poder nuevo con el que seguir viajando por el mapa hasta el siguiente jefe y su correspondiente mejora posterior. Mientras tanto vamos luchando contra monstruos menores, hablando con personajes secundarios y buscando tesoros ocultos.
Lo cierto es que se puede jugar tanto a lo loco y con prisas como con calma, paciencia y de manera metódica. El mapa del mundo es muy grande y tiene muchas zonas secretas con mejoras para el personaje, tales como vida extra o barras de poderes, las cuales vienen muy bien durante los enfrentamientos. Además es buena idea diseñar estrategias de combate y utilizar bien todos los poderes disponibles, así como memorizar las rutinas de los enemigos y saber cuando retirarse a tiempo para luego atacar de nuevo. Ese es el mejor método para terminar el juego, pero también lleva mas tiempo. La otra posibilidad es no recoger las mejoras secretas y mantener una actitud totalmente ofensiva durante los combates. Es más emocionante pero también mas difícil y peligroso. Ideal para hacer una speedrun (terminar el juego en el menor tiempo posible) que incluso tiene un logro propio.
Jugablemente es una experiencia divertida porque nunca estamos quietos, siempre estamos saltando, luchando y explorando. Los controles son accesibles y responden bien. Quizá nos hagamos un lío ante tantas habilidades distintas pero nos acostumbraremos poco a poco, ya que las iremos ganando gradualmente. Tenemos el poder del hielo y del fuego, el “Dash” de izquierda y derecha, la transformación en araña (como en Medievil 2 o Momodora: Reverie Under the Moonlight) y la guadaña. Habilidades tanto para luchar como para despejar nuestro camino de obstáculos.
La duración y dificultad son considerables pues tenemos veintiún jefes (entre los finales y los mini), unos mas poderosos, otros no tanto, un gran mapa para descubrir y dos finales alternativos. Depende de cada jugador, pero entre siete o diez horas lo completaremos. Buscar todos los secretos tiene una ventaja añadida a la de mejorar al personaje y es la de desentrañar la misteriosa trama. A lo largo de la aventura conocemos unos espíritus primordiales (Memoriae, Ignaro, Fortitude), que aparte de tener funciones de guardado, teletransporte y mejoras, también nos hablan. Cada uno nos explica sobre su propia antigüedad como entes inmortales, el sentido práctico de ese mundo, quien es El Escultor, sobre sus creaciones, la dimensión de donde venimos, sus intrigas internas… Los textos están en inglés e italiano (posteriormente se añadió el francés) pero no supone una dificultad entenderlos.