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Análisis de Rock of Ages II: Bigger & Boulder
Analizado en PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Atlus.
No somos nosotros los que vamos a cuestionar la importancia de la historia y el arte en nuestras vidas, para eso está ACE Team y su última locura,
Rock of Ages II: Bigger & Boulder
. También hay que reconocer que estábamos preparados, sabemos cómo se las gasta este estudio chileno gracias a la primera parte del juego que llegó durante la pasada generación de consolas. Ahora nos encontramos un título más grande, mejor engrasado y lo que es mejor, mucho más gamberro. Bajo el amparo de Atlus, esta nueva entrega llega a PC, PlayStation 4 y Xbox One en sus portales de venta digital. Nosotros ya hemos decidido tirar por la ventana la vieja Larousse que acumula polvo en comedor para abrazar sin miramientos los hechos históricos descritos en
Rock of Ages II: Bigger & Boulder
, los preferimos mil veces a los que tradicionalmente nos contaron.
Porque aquí Atlas sigue con el peso del mundo sobre sus hombros, o por lo menos hasta que un descuido termina con el planeta descuajaringado al escapársele de las manos, lo peor no es eso, es que tenemos la pangea dividida en continentes y el paso del tiempo ha provocado la supuración de multitud de eras diferentes con sus caudillos, cabecillas y líderes de medio pelo como el Rey Ricardo Corazón de León, Don Quijote de la Mancha o William Wallace (el de verdad, el que echa bolas de fuego por los ojos y rayos por el culo, no el de la cara pintada de blanco y azul). Para recuperar el mundo, deberemos arrasar con todos estos gerifaltes de medio pelo de la única forma que existe para ganar una batalla: tirarles una piedra enorme cuesta abajo. Eso es así ahora, antes y siempre. La piedra más grande, más dura y mejor tirada te asegura una victoria segura.
Y aquí es donde el juego comienza a volverse tremendamente loco (como si lo de antes fuese muy normal), ya que fusiona el sistema de juego de Super Monkey Ball de Sega (el de los monos que iban dentro de bolas de plástico recorriendo niveles) con la estrategia propia de los tower defense. El juego plantea dos bandos (en la campaña tendremos a Atlas en uno y en el otro a uno de los personajillos históricos reseñados), con dos campos de batalla definidos por dos colores. El objetivo será llegar hasta la base de nuestro enemigo desde la nuestra y tirar su puerta abajo con nuestra bola. En el camino podremos poner obstáculos para dañar la bola de piedra de nuestro rival, de forma que cuando llegue el daño que haga a nuestra puerta sea menor y necesite más rondas para echarla abajo. El primero que consiga destruir las defensas, gana la partida. La gracia de todo esto está en que cada vez que golpeamos la puerta, debemos esperar un tiempo a que nuestra piedra se vuelva a generar, momento en el que podremos invertir nuestras monedas de oro para conseguir murallas, catapultas, trampolines elefantes y soldados que perjudiquen a la bola rival. Puede parecer complicado pero ya en el tutorial queda todo meridianamente claro.
Claro que desbloquearemos decenas de bolas, de unidades para la parte de estrategia (como las vacas que se quedan pegadas a la bola para frenar sus acometidas) y de eras que visitar. Creemos que enumerar todos los escenarios y personajes que aparecen en el juego puede considerarse un spoiler, solo podemos decir que merece mucho la pena descubrir las locuras que este equipo de trabajo ha conseguido incluir en periodos como el griego, el medieval, el renacimiento o el impresionismo. No se libra nadie, ni figuras históricas, de ficción ni los artistas más reconocidos por todos. La estética del título juega con cuadros conocidos para embellecer los escenarios y crear a los personajes que no son más que “recortables” al más puro estilo Parappa the Rapper pero con más solera. Para saber de lo que hablamos basta con buscar “ el cuadro barroco” de Muchachada Nui. No es que impacte por los recursos, es que no pestañearemos para no perder las referencias y los alocados movimientos de los personajes. Lo mismo ocurre con la banda sonora, igual nos sueltan el “Bolero de Ravel” que la “Marcha fúnebre por una marioneta” que Alfred Hitchcock utilizaba en su episodios creados para televisión. Espectacular.
Estamos ante uno de los juegos más divertidos y gafapasta que recordamos. Recorrer “La persistencia de la memoria” de Dalí mientras arrasamos torres y bordeamos precipicios es una locura conceptual sin la que ya no podemos vivir. Lástima que el sistema de juego no sea más amigable, ya que a veces preferiremos los modos de juego más simples por su inmediatez (carreras sin la parte de estrategia contra otros jugadores o la inteligencia artificial) que echarle horas al modo campaña. Pero el juego merece mucho la pena, por su modo multijugador para cuatro jugadores tanto a pantalla partida como en línea, como por desbloquear todo lo que esconde a primera vista, un sinfín de unidades, personajes y bolas a cual más sublime. Porque este Rock of Ages II: Bigger & Boulder equivale a visitar el museo del Prado junto a Esteso y Pajares sin llegar a ser zafio ni ofensivo. Bueno, casi.
Una locura artística y conceptual. El multijugador. Los dos sistemas de juego funcionan muy bien…
… aunque terminemos prefiriendo los modos de juego más sencillos.
Solamente como idea, se sale. Pero además es un juego interesante que sabe mezclar habilidad y estrategia de una forma única.