Análisis de MediEvil Remastered

Versión analizada PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Sony.

Ya ha llegado el que faltaba. Si había un personaje que pedía a gritos su correspondiente lavado de cara para campear como dios manda por PlayStation 4, ése sin lugar a dudas era Sir Daniel Fortesque. Porque las comparaciones siempre son odiosas, pero que Crash y Spyro hayan tenido su momento de gloria recordando sus aventuras en la primera de las PlayStation, tenía a nuestro héroe de hoy compungido. Porque el protagonista de MediEvil, ese atolondrado saco de huesos embutido en una oxidada armadura quería ser recordado. Ya se intentó con una segunda entrega para aprovechar el buen tirón del primer título, pero no terminó de cuajar. Luego llegaría la adaptación a PS Vita de su primer título o su participación como luchador en PlayStation All-Stars Battle Royale, pero seguía en el olvido. Y ahora, con el buen gustito que nos han dejado recientemente el marsupial y el dragoncito morado, el primo de Jack Skellington consiguió su ansiado remake. De este resurgimiento se encarga Other Ocean, artífices del reciente Rick & Morty: Virtual Rick-ality para PSVR. Pero los voluntariosos miembros de Other Ocean no son los laboriosos chicos de Bluepoint, merecedores de todos los halagos posibles tras pulir y mejorar juegos como Shadow of the Colossus. Por eso estamos aquí, para discernir y valorar su trabajo con la remasterización de nuestro querido MediEvil.

Nuestra historia arranca en Gallowmere, en 1286, con la gran guerra que inició el nigromante Zarok. El mago reunió un enorme ejército de muertos vivientes, mientras que las huestes humanas estaban capitaneadas por el gran caballero Sir Daniel Fortesque… pero aunque la leyenda cuenta que hizo frente a la amenaza hasta hacerla retroceder, la verdad es que el valeroso guerrero cayó en combate a las primeras de cambio. Un lustro después de su derrota, Zarok ha reunido un nuevo ejército levantando a todos los caídos de sus nichos y de sus sepulcros, lo que ha provocado que el propio Sir Daniel se levantase también, por lo que tiene un segunda oportunidad para estar a la altura de su fama y detener al maligno brujo por última vez. Y en esas estamos, nuestro protagonista arranca su epopeya en su panteón familiar, vestido con su armadura y sin una mandíbula que le haga comunicarse convenientemente con todos los antepasados y gárgolas que intentan aconsejarle en su aventura.

Posiblemente el jefe final más recordado de todo el juego.

MediEvil es un juego coral, principalmente un título de acción en tercera persona que salpica su desarrollo con algunos puzles, un poco de plataformas y un fuerte elemento de backtracking al más puro estilo metroidvania. Realmente, la mecánica que más se repite es la de acabar con una cantidad determinada de enemigos en un nivel para rellenar el cáliz mágico con sus almas, una vez que lo llenemos y lo recojamos, podremos ir al panteón de héroes para conseguir una nueva arma que facilitará el acceso a zonas diferentes de los escenarios o nos permitirán acabar con un tipo concreto de enemigos con mayor rapidez. El problema llegaba (y llega igual en esta versión mejorada) cuando descubríamos que el sistema de combates resultaba extremadamente simple, los saltos no eran muy precisos y que el control de la cámara para ver por dónde vamos parecía manipulado en la distancia por un conjuro del propio Zarok. Pocos juegos salen airosos de un remake sin meter mano a su sistema de juego, y entre que el de MediEvil no era muy allá en su momento y que no han querido mejorarlo, nos encontramos con una jugabilidad tan fiel como fallida. Al menos el encanto se mantiene, porque seamos sinceros, el juego atraía en su momento porque parecía estar diseñado por el propio Tim Burton, pero más de veinte años después, como que había que apuntalar las cosas que en su momento fallaban claramente.

Realmente no hay muchas novedades, se han centrado en mejorar el apartado gráfico y adaptar el juego a PlayStation 4, poco más. Dentro de ese “poco más” encontramos una cámara poco útil que podemos colocar a la espalda de Sir Daniel, nuevos coleccionables y nuevos desafíos, como encontrar ubicaciones del juego a partir de una serie de pistas. Incluso el propio estudio ha reconocido que han mantenido el código de juego original para que las sensaciones sean las mismas que entonces, lo que provoca que muchos de los problemas que el título tenía en su momento no se hayan subsanado en esta ocasión. Pero lo peor no es eso, es el que el juego trae su propio repertorio de fallos y bugs de cosecha propia. En cuanto a este tema, los que hacemos los análisis no somos betatesters, no es nuestra función la de encontrar errores, es la de valorar el juego según una serie de factores e intentar ser lo más objetivos posible. En multitud de ocasiones, el que suscribe ha jugado a títulos que para otras personas estaban rotos y los he podido disfrutar sin inconvenientes. Este MediEvil no ha sido el caso. Pantallas de carga que no terminan, cuelgues, que nuestro personaje se quede atrapado entre objetos del escenario… sabemos que Other Ocean está trabajando en corregir estos fallos, pero el primer parche aparecido hasta el momento nos ha dejado casi peor que estábamos. Aconsejamos esperar a la siguiente actualización antes de empezar a jugar.

Hay pocos puzles y zonas de plataformeo, pero se agradece su inclusión por la variedad que aportan.

El salto de PlayStation a PlayStation 4 es grandilocuente. Sir Daniel se presenta grande, imponente, sin desdeñar su descuidada y fina estructura de esqueleto que no se convierte en una pila de huesos gracias a la consistencia de su armadura. Los escenarios también lucen bien, se nota que la vegetación es más frondosa y que las gárgolas estás más detalladas, pero todo transmite la misma añoranza al estar bañado por esa iluminación de tonos morados que colorea la imagen como si de un filtro fotográfico se tratase. Los enemigos mundanos bien, los enemigos finales según gustos. La famosa vidriela no resulta tan llamativa como antaño, mientras que al brujo Zarok le debían haber puesto más énfasis a la hora de rediseñarlo porque asusta de lo descuidado que está. Pero por mucho que valoremos las mejoras realizadas, la labor de restauración queda deslucida por el gran trabajo realizado en otros remakes recientes de títulos contemporáneos a este MediEvil. Esta sensación nos acompañará durante todo el tiempo que juguemos, una desazón porque aunque el juego luce bien, continuamente sentiremos que han desaprovechado la oportunidad de hacer algo verdaderamente importante, porque ni que se hayan planteado aprovechar el potencial de PS4 Pro para implementar una resolución mayor de 1080p o hacer uso del HDR (con lo bien que quedaría en este juego) dice mucho en su contra. Al menos la banda sonora sigue tan magnífica como recordamos, aunque eso no sea mérito Other Ocean. El doblaje en castellano es calcado al de PlayStation, y eso que hay más líneas grabadas para la ocasión. Especialmente nos quedamos con las voces de las estatuas que nos dan las armas, con acentos de todo tipo de nuestra geografía.

El problema de esta remasterización, es que al jugar no sentimos que el juego haya mejorado. Es más, conforme cogemos el mando de control y arrancamos a superar niveles, empezaremos a recordar que lo pasamos igual de mal con el título original. En su momento se lo perdonamos por su atractiva apariencia y jugabilidad, una curiosa mezcla a medio camino entre Pesadilla antes de Navidad y la serie Ghost’n Goblins, pero una versión mejorada para una consola tres generaciones posteriores no puede caer en los mismos fallos. Para empezar porque ahora somos más exigentes, y por otro porque tenemos ejemplos bien claros de que se puede hacer mejor, al trabajo realizado con Spyro nos remitimos. MediEvil atrae por su estética y por el recuerdo que nos dejó en el pasado, pero esas dos marcas no van a perdurar con esta llamativa actualización. Primero porque el juego no causa el mismo impacto (salvando las distancias) que causó en su momento, y segundo porque su arcaico control se encarga de recordarnos continuamente que en su momento le pasamos por alto cosas que ahora no le vamos a perdonar. Es más, los que no lo jugaron en su día y van a probarlo por primera vez, no entenderán los motivos por los que el juego merece una puesta al día como la que se ha hecho. O mejor dicho, no entenderán que no se hayan tocado los problemas que ha arrastrado durante todos estos años. Visto lo visto, también se podía haber adaptado la segunda entrega como ha ocurrido en otros casos. Por lo demás, Sir Daniel, un placer luchar de nuevo a tu lado, esperemos que no sea la última.

Redactado por Juan Emilio Palomino (Spiderfriki)

Análisis de After Death



After Death

es el debut de After Death Team (que feo queda llamarse igual que su juego) y se percibe su gran influencia retro. Lo primero que nos recuerda son a los

Castlevania

y a esos juegos de los 90 protagonizados por esqueletos (

Medievil, Mr Bones

) o demás criaturas infames. Sí, entre

Shadow of the Beast, Chakan: The Forever Man, Ork

, tuvimos una época divertida. El argumento no es excesivamente original pero su narración es interesante porque todo se desvela mediante diálogos con los personajes secundarios. Nada de cinemáticas ni pantallas con textos introductorios, comenzamos la aventura con nuestro ¿héroe? resucitando en un mausoleo. No sabe quién es ni porque está vivo, así que se comienza a matar monstruos para averiguarlo. Skull (así se llama él o ella, sí) viene de una dimensión desconocida y se despierta en un mundo creado por El Escultor, una deidad capaz de crear realidades alternativas y llenarlas de monstruos. Para regresar a su propio mundo Skull deberá vencer a los Guardianes del portal y cosechar sus almas… ¿pero será buena idea abrir ese portal?

El esqueleto que se negaba a morir pero odiaba vivir

Para hacernos una idea, After Death es un metroidvania con una gran influencia de Castlevania. Cualquier fan, sobre todo de las entregas antiguas, reconocerá sus mecánicas jugables, su estética lúgubre, sus animaciones, sus mapas grandes y sus coleccionables. Combina tanto plataformas en 2D como acción y exploración. La rutina es la que se espera para este género: recorremos el escenario hasta el siguiente jefe, el cual tras ser derrotado se nos otorga un poder nuevo con el que seguir viajando por el mapa hasta el siguiente jefe y su correspondiente mejora posterior. Mientras tanto vamos luchando contra monstruos menores, hablando con personajes secundarios y buscando tesoros ocultos.

Lo cierto es que se puede jugar tanto a lo loco y con prisas como con calma, paciencia y de manera metódica. El mapa del mundo es muy grande y tiene muchas zonas secretas con mejoras para el personaje, tales como vida extra o barras de poderes, las cuales vienen muy bien durante los enfrentamientos. Además es buena idea diseñar estrategias de combate y utilizar bien todos los poderes disponibles, así como memorizar las rutinas de los enemigos y saber cuando retirarse a tiempo para luego atacar de nuevo. Ese es el mejor método para terminar el juego, pero también lleva mas tiempo. La otra posibilidad es no recoger las mejoras secretas y mantener una actitud totalmente ofensiva durante los combates. Es más emocionante pero también mas difícil y peligroso. Ideal para hacer una speedrun (terminar el juego en el menor tiempo posible) que incluso tiene un logro propio.

Jugablemente es una experiencia divertida porque nunca estamos quietos, siempre estamos saltando, luchando y explorando. Los controles son accesibles y responden bien. Quizá nos hagamos un lío ante tantas habilidades distintas pero nos acostumbraremos poco a poco, ya que las iremos ganando gradualmente. Tenemos el poder del hielo y del fuego, el “Dash” de izquierda y derecha, la transformación en araña (como en Medievil 2 o Momodora: Reverie Under the Moonlight) y la guadaña. Habilidades tanto para luchar como para despejar nuestro camino de obstáculos.

La duración y dificultad son considerables pues tenemos veintiún jefes (entre los finales y los mini), unos mas poderosos, otros no tanto, un gran mapa para descubrir y dos finales alternativos. Depende de cada jugador, pero entre siete o diez horas lo completaremos. Buscar todos los secretos tiene una ventaja añadida a la de mejorar al personaje y es la de desentrañar la misteriosa trama. A lo largo de la aventura conocemos unos espíritus primordiales (Memoriae, Ignaro, Fortitude), que aparte de tener funciones de guardado, teletransporte y mejoras, también nos hablan. Cada uno nos explica sobre su propia antigüedad como entes inmortales, el sentido práctico de ese mundo, quien es El Escultor, sobre sus creaciones, la dimensión de donde venimos, sus intrigas internas… Los textos están en inglés e italiano (posteriormente se añadió el francés) pero no supone una dificultad entenderlos.

Sony cierra Guerrilla Cambridge Studio (MULTI)

Este 2017 ha comenzado fuerte, pues si hace unos días supimos que Microsoft canceló

Scalebound

ahora descubrimos que Sony ha cerrado el veterano Guerrilla Cambridge Studio.

Conocido antes como SCEE Cambridge Studio, el equipo tenía una experiencia de diecinueve años en el mundillo, fue fundado en julio de 1997, con bastante prestigio en Gran Bretaña y en el mundo entero por sus juegos de gran originalidad y personajes únicos, además de colaborar con las universidades locales para formar y contratar a nuevos talentos.

Acorde con el comunicado, Sony cerró el estudio y despidió a toda la plantilla “con arrepentimiento” por motivos estructurales. Tras estudiar los recursos destinados a los proyectos activos y el rendimiento de los estudios europeos se llegó a esta resolución. Eso sí, asegura que ningún otro estudio se ha visto afectado, y menos a Guerrilla Games Amsterdam, responsable del esperado Horizon: Zero Dawn.

SCEE Cambridge Studio será recordado por clásicos como Medievil, C-12: Final Resistance, Primal, Ghosthunter o los más recientes Killzone: Mercenary para PS Vita y RIGS: Mechanized Combat League, para PS VR, lanzado hace apenas unos meses atrás.