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Análisis de Cities: Skylines-Xbox One Edition
Versión analizada en Xbox One. Copa física proporcionada por Koch Media.
Cuando alguien dice “voy a echarme unas horas edificando edificios” automáticamente sus amigos le imaginaran sentado en su ordenador. Eso suele ser así.. pero no siempre. A decir verdad este género típicamente de PC ha tenido sus acercamientos a las consolas pero pocas veces satisfactorias. De hecho en Xbox One ya hay títulos similares, pero claro, no tienen el prestigio ni fama de la obra de Paradox Interactive. Cities: Skyline: Xbox One Edition ha sido porteado por Tantalus Interactive a partir de la obra original de Colossal Order y adaptado a los controles de consola. Incluye además la expansión After Dark, que añade edificios especiales y el ocio nocturno.
El port y el objetivo
Para muchos puede resultar raro un juego de este tipo en consola, o que sea difícil de adaptar a los controles y la diferencia de potencia gráfica, pero tras el éxito continuado de Farming Simulator todo es posible y mágico. Nosotros teníamos dudas al respecto y las primeras horas de juego, pero tras la frustración y nuestras meteduras de pata hemos cambiado de opinión. El aspecto más importante es el uso de los mandos y su accesibilidad…. y aprueba. El control se hace rápidamente intuitivo, no echaremos en falta el ratón porque dominaremos la cámara sin problema, navegaremos por las pestañas de los menús rápidamente y crearemos todo cómodamente. Además las pantallas de carga no son largas ni se hace pesadas.
Nuestro objetivo vital es levantar una ciudad desde la nada y llevarla a lo máximo, del pequeño pueblo pintoresco a una megalópolis cosmopolita. Elegimos nuestro mapa inicial de una variedad que va desde climas europeos, boreales o tropicales, centrado en un tipo de recurso natural concreto, de mayor o menor tamaño. El primer contacto puede aturdir a los menos acostumbrados, pero el tutorial ayuda bastante, además al contar con pocas acciones iniciales disponibles evita que nos desviemos por aspectos más complejos e innecesarios. Poco a poco los iremos descubriendo.
Vida y éxito en una gran ciudad
Lo básico de toda ciudad es levantar la carretera, el tendido eléctrico y el flujo de agua y residuos. Posiblemente el tema de las energías sea lo más complejo pero es fundamental dominarlo. Una vez establecido lo mínimo toca edificar los edificios, sean viviendas unifamiliares, bloques de pisos, negocios pequeños, naves industriales, oficinas o los edificios de servicio. No es necesario crear casa por casa, simplemente basta con elegir las áreas definidas para ello.
Las metas necesarias para expandir nuestra ciudad es alcanzar un mínimo de población. Cada rango alcanzada desbloquea nuevos edificios, características y problemas, todo acorde a las necesidades reales de una ciudad en crecimiento. Un pueblo pequeño no necesita una comisaria de policía o una universidad, todo lo contrario que en una gran metrópolis. Nuestras decisiones urbanísticas afectarán a la felicidad, estrato social y salud de la población. Lo ideal es crear trabajo para todos, educación para niños y universitarios, agua potable y hospitales abundantes, así nuestra gente se desarrollarán como personas. En caso contrario, también es posible tener una ciudad de analfabetos en paro, enfermos, infelices y con alta tasa de delincuencia.
La economía es un tema delicado, porque no depende solamente de crear negocios pequeños, multinacionales, industria o turismo, que son buenas maneras de ganar dinero.Si establecemos unos impuestos altos y recortamos los presupuestos municipales recaudaremos más dinero, pero en contra los servicios irán a peor y la gente será infeliz y se reproducirá menos. Hay que buscar el equilibrio entre crecimiento de población y económico, ir sobre seguro, o centrarse solamente un aspecto con sus consabidos riesgos. Si nos quedamos sin dinero podemos pedir hasta tres prestamos al banco a la vez, o en el peor de los casos, si llegamos a la bancarrota nos ofrecen un cuantioso rescate. Lo malo es que desactiva la posibilidad de ganar logros, así que hay que tenerlo en cuenta.
Antes de finalizar este apartado, destacamos que al comenzar una partida tenemos unas opciones muy curiosas: conducción por la izquierda, como se hace en las carreteras de algunos países, dinero infinito y todas las metas desbloqueadas. Tener dinero infinito facilita mucho la experiencia, eso siempre se ha sabido, así que no tenemos ninguna restricción para desatar nuestra imaginación arquitectónica, además de podernos despreocuparnos de los impuestos, presupuestos y leyes. El de las metas desbloqueadas nos evita la misión de elevar nuestra población y consiguientemente de contar con todas las mejoras y edificios disponibles desde el principios. Sin duda alguna este “modo libre” es ideal para los usuarios que quieran experimentar todas posibilidades, divertirse sin preocupaciones y para los más impacientes. Se agradece esta opción, aunque es recomendable jugar primero al estilo tradicional.