Análisis de Panzer Dragoon: Remake

Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Forever Entertainment.

En tiempos en los que cualquier cosa se remasteriza para volver a venderse, da gusto ver algo que “queríamos ver”. Uno de esos juegos que “queríamos ver” es claramente Panzer Dragoon, el shooter sobre raíles que deslumbró en Sega Saturn y marcó en aquella consola su destino a fuego. Una segunda entrega llamada Panzer Dragoon II Zwei y el salto al RPG con Panzer Dragoon Saga redondearon el mito. Luego llegaría ese otro hito en la primera Xbox que fue Panzer Dragoon Orta, pero ni era la consola ni era el momento. O sí, porque para ser un mito, hay que elegir muy bien el sitio en el que uno se postula. Vamos a lo que vamos, que tenemos remake de Panzer Dragoon, del primero, el que lo empezó todo. Y para ello, Forever Entertainment se ha hecho con la oportunidad de darle un nuevo nacimiento al dragón protagonista desde que eclosionara hace la friolera de veinticinco años.

Panzer Dragoon es la historia de una guerra, una torre y un dragón. La remakeada intro nos pondrá en antecedentes y nada más empezar a jugar ya tendremos a nuestro protagonista sustituyendo a un jinete herido de muerte con una misión por realizar. El juego va de impedir que las fuerzas hostiles, claro, y con simple y concreto “el dragón sabe el camino” que nos sueltan se justifica toda la mecánica prefijada que nos llevará a lo largo de los siete niveles que consta este shooter. Ya está. Siete niveles de una duración muy cuestionable que estarán coronados por un enemigo final con su correspondiente barra de vida que deberemos eliminar para que perezca ante nosotros. Estamos ante un juego limitado, claramente imbuido por aquella corriente arcade que profesaba Sega y la hacia la reinona de los salones recreativos con experiencias cortas pero muy intensas. Ese mismo espíritu de tener una recreativa en casa es el que se quería transmitir con los primeros títulos de Saturn, y aunque se estrenase directamente en la consola, Panzer Dragoon fue creado con esa idea en mente.

Saturn desató a la bestia, por fin el bicho vuela fuera de su hábitat natal.

La jugabilidad es muy basiquita, el dragón va solo y nosotros movemos el puntero por la pantalla para disparar a todos los enemigos. Podemos disparar pulsando repetidamente el botón o dejarlo pulsado para que al pasar por encima de los enemigos se quede una marca, de forma que la soltarlo un disparo teledirigido vaya directo a ese objetivo señalado. La gracia está en que por mucho que el ritmo lo marque nuestra montura, podremos girar la vista a golpetazos de 90 grados para ver lo que pasa a nuestros lados y a nuestra espalda, ya que los enemigos nos rondan en 360 grados. El que haya jugado a Rez Infinite sabrá de qué va el tema. Además de disparar podremos mover a nuestros dragón en todas direcciones sin salirnos de la ruta establecida para evitar disparos, pero curiosamente no podremos esquivar si tenemos la vista en los laterales o en nuestra espalda. Al finalizar cada nivel, nos dirán el número de enemigos abatidos, los que hemos dejado escapar y el porcentaje de aciertos, detalle que nos servirá para desbloquear extras si conseguimos el cien por cien en todos ellos o al terminarlo con los tres niveles de dificultad disponibles. Se termina de una sentada, de ahí que nos inviten a hacer esas cosas para amortizarlo un poco.

Una de las novedades más esperada recae en la forma de adaptar esa jugabilidad a la actualidad. Y es que en su momento, los controladores no tenían segundo stick para controlar el puntero de mira, por lo que han optado por dejar un modo “Clásico” calcado al original y uno nuevo que aproveche la dualidad de sticks que tenemos en los mandos actuales. Por mucho que le demos velocidad del triple puntero (que desconcierta más que gusta) y cambiemos al modo nuevo, el manejo de las trae. Resultará complicado sentirnos cómodos moviéndonos y disparando, lo que termina por afectando a la experiencia de juego: ya era complicado atinar en su día y parece que con el tiempo la cosa no ha mejorado. Tampoco tiene muchas más novedades de entrada, además de poner los textos en castellano y un modo foto para que demos rienda suelta a nuestra vena artística.

Este juego cambió para siempre la forma de imaginarnos un dragón.

Pasemos a los gráficos, el principal reclamo de esta nueva edición. A ver, lo primero que llama la atención es que se nota que han intentado respetar los modelados originales y que les han metido polígonos para que tengan más empaque y más consistencia, hasta ahí bien. Lo que resulta más extraño es la elección de texturas y tonalidades, sobre todo para los escenarios. El juego ahora resulta mucho más luminoso y colorido, algo que choca directamente con la ambientación que proponía la obra original. Si el juego de Saturn mostraba un mundo yermo, oscuro y triste… éste remake lo maquilla con una manita de fiesta flamenca que no contentará a todos. Se ve mejor, sí, pero traiciona en parte el estilo del clásico. En cuanto al rendimiento, hay elementos que aparecen de forma repentina en el horizonte y la tasa de imágenes por segundo rasca al pasar a los enemigos finales, pero en líneas generales aguanta medio bien. La banda sonora era una maravilla y es justo lo que tenemos aquí… la misma banda sonora del maestro Saori Kobayashi que había en Saturn. Las remezcla de esos mismos temas grabados por una orquesta llegarán dentro de muy muy poco (eso han dicho en la cuenta oficial del juego) mediante una actualización, pero a fecha de la publicación de este análisis no se ha producido. Seguimos esperando.

Hay juegos que son de su época y su contexto. Panzer Dragoon fue un juego importante en Saturn, en aquel tiempo hubo mucha polémica por la conversión de juegos claves (centrados principamente enVirtua Fighter y Daytona USA) y el juego que devolvió la ilusión a los propietarios de la consola fue precisamente Panzer Dragoon. Luego Panzer Dragoon II Zwei mejoraría enormemente a la primera parte, y los dos siguientes juegos encumbrarían la franquicia… pero todo ese accidentado camino nos lleva a la conclusión de que la primera entrega se queda como la peor de todas ellas. Eso provoca que nos hagamos la siguiente pregunta… ¿Panzer Dragoon ha envejecido bien? No, no ha envejecido muy bien, ni por duración ni por jugabilidad, y esas taras se transmiten irremediablemente a este colorido remake. Puestos a mejorar un título que peina canas, o le metes mano a sus principales problemas (control y duración) o esa puesta al día gráfica se queda en nada. Y aquí hay un poco de ambos problemas, ni el control es el mejor posible, ni la duración está convenientemente ampliada, lo que termina por ser un quiero y no puedo de manual. Al final nos queda un juego para fanáticos de la obra original que criticarán cada decisión tomada y curiosos que han escuchado hablar de la serie y estaban deseando probarlo. Sin ser un mal remake, esperábamos más.

Redactado por Juan Emilio Palomino (Spiderfriki)

Análisis de Police Chase



Analizado en PlayStation 4. Código digital proporcionado por Toplitz Productions.

Como un día cualquiera, estás dando una vuelta por PlayStation Store y en “Últimos lanzamientos” te topas con un tal

Police Chase

, del que nunca habías oído/leído nada. Entras en su ficha, lees su descripción y te encuentras con “emocionantes misiones”, “coches potentes”, “lucha contra el crimen”, “fascinante historia”, “gran mundo abierto”… Es obvio que sus creadores deben vender bien su juego para atraer compradores, y el caso no mienten en ninguna de las anteriores citas: todo eso lo tiene. ¿El problema? Que está realizado con el mínimo esfuerzo y de la manera más simple que os podáis imaginar.

Police Chase consta de tres modos de juego: “Campaña”, “La carrera de Tom” (así se llama el protagonista; odiable como pocos) y “Juego libre”. Pero empecemos por el primero, el principal.

El modo historia de Police Chase está dividido en quince misiones, las cuales nos llevará completar poco más de dos horas. Estas misiones constan, principalmente, de ir de un punto a otro con el coche. Luego, hay dos o tres momentos en los que hay que perseguir a un vehículo (ir a unos metros de distancia, ni muy cerca ni muy lejos) y otro par en los que embestir a un vehículo para detenerlo. Fin. En esto se resume su modo historia, en misiones clónicas, sin gracia y, en definitiva, sin la emoción que se menciona en su descripción de PlayStation Store (si, para los desarrolladores, estas son “emocionantes misiones”, como jueguen a GTA V quizá les pete el cerebro). Además, la historia se va contando mediante imágenes estáticas, dibujadas con el Paint (o eso parece) y diálogos en perfecto inglés (con textos en castellano). Una historia, por cierto, que es de serie policíaca mala, mala. Por otro lado, los personajes son totalmente olvidables, sin personalidad ni gracia alguna (el protagonista es para darle de comer aparte, qué… qué… uf).


Aquí va a pasar algo gordo…

A medida que vamos superando las misiones principales de

Police Chase

se nos desbloquearán “circuitos” en el otro modo llamado “La carrera de Tom”. Esto, simplemente, son carreras por zonas de la ciudad, pudiendo elegir la dificultad, el número de vueltas y rivales (hasta seis y cinco, respectivamente). Un añadido más, pero que realmente no aporta mucho. Además, la IA es bastante mala y no supone ningún reto.

Por último, en el “Juego libre” de Police Chase podemos dedicarnos a completar misiones secundarias (que también están en el modo “Campaña”). ¿En qué consisten? Hay varias: parar a los vehículos que superen el límite de velocidad, poner multas de aparcamiento, registrar accidentes y/o buscar vehículos robados. Leyéndolo no pinta mal, ¿no? Pues todo lo contrario. Y es que la mecánica para completar cualquiera de los cuatro tipo de misiones es la misma: ir con el coche de un punto a otro. Es decir, nada ocurre en tiempo real, sino que una vez empecemos una de estas misiones secundarias (marcadas en el mapa), el juego “colocará” los coches implicados en algún punto y deberemos ir hasta allí. Emocionante, ¿eh?


En las imágenes no se ve ni tan mal… vale, sí, se ve mal también.

¿Y qué hay del “gran mundo abierto” de

Police Chase

? Lo que es el mapeado en sí está bien, con zonas muy diferenciadas: ciudad, montaña, campo, autopista, industria, puerto, áreas de servicio… ¡hasta hay una rotonda! La verdad es que cómo lo han construido todo es lo mejor del juego (una pena que no haya nadie paseando por ahí, solo hay coches circulando). Eso sí, de grande poco: medirá unos tres kilómetros de oeste a este y otros tres de norte a sur… la primera ciudad. Sí, porque mientras estoy redactando este análisis me he dado cuenta de que hay una segunda ciudad, a la que se accede en el modo “Juego libre” a través de un punto de la zona oeste (y tras su correspondiente pantalla de carga). Y esta parte sí que es bastante más extensa que la primera (el doble, posiblemente), aunque no tan variada. El caso es: ¿cómo es posible que hagan dos ciudades, o dos partes de la misma, y solo en la pequeña se desarrolle toda la acción? ¿No es trabajo desaprovechado? Ciertamente, no tiene sentido alguno.

Algo que no he mencionado, y que tampoco está de más hacerlo, es que en Police Chase se puede ir tanto en coche como a pie. Así es, en el modo libre podemos bajarnos del vehículo cuando queramos y dar un paseo por ahí. Pero solo eso, un paseo, porque es lo único que se puede hacer, andar y correr (nada de saltar, agacharse, entrar en edificios, robar coches…).

En cuanto a los aspectos más técnicos de Police Chase, empezaremos por su jugabilidad. Se maneja bien, su control es totalmente arcade y apenas da problemas, aparte de que es muy básico y no hay mucho botón (girar, acelerar, frenar… y nitro). En cuanto a lo gráfico, muy mejorable todo, no destaca en nada y el popping es bestial (mención especial a que los coches son autónomos, ya que no han incluido a nadie en su interior), aparte de que no hay transcurso de día y noche ni climatología (siempre es de día). Y en lo sonoro, buenas voces en inglés, efectos correctos y solo una única melodía en el menú principal (en los coches no hay radio).

Police Chase

, de hacerse bien, a lo realista, podría haber sido un juego a tener en cuenta. Sin embargo, cuando en este mundillo se aplica la ley del mínimo esfuerzo pasan estas cosas, que sale un producto que roza lo mediocre. Es el típico juego que alquilaríais a las 17:00 y lo devolveríais a las 19:30, antes de que cerraran el videoclub, diciendo que no os ha gustado y queréis otro.

Redactado por Daniel Fernández (Reberant)

El mapeado, por decir algo.

Historia mala, personajes sosos, mecánica repetitiva, gráficos mediocres…

Police Chase… ay, Police Chase, de lo que promete a lo que es. Es un político hecho videojuego.

Análisis de PixARK

Versión analizada Xbox One X. Copia digital proporcionada por Koch Media.

Hace poco se ha cofirmado, Minecraft es el juego más vendido de la historia. El crafting, la exploración, la supervivencia, pero sobre todo esa estética pixelada en tres dimensiones cambiaron el mundo. O por lo menos la concepción de mundos, porque desde aquel momento podían ser aleatorios para experimentación y disfrute del usuario. En nada, llegarían títulos inspirados en el fenómeno, cada uno con sus reclamos para atraer al aficionado ávido de publicar y compartir sus construcciones arquitectónicas. En esta nueva era de creación digital, Snail Games sumó su granito de arena. Primero con ARK: Survival Evolved, la versión del mito con gráficos más realistas y una clara obsesión por animales capaces de devorarnos de un bocado. Luego llegaría ARK Park, juego para la realidad virtual que aprovechaba todo el trabajo realizado en la anterior entrega para colocarnos en un parque de atracciones por el mataría el mismísimo Steven Spielberg. Y ya solo quedaba PixARK, el tercero en discordia que debía cerrar el círculo. Después de darle al género una apariencia más realista y peligrosa, se regresa a los orígenes para un sentido homenaje.

Y en esas estamos, después de más de un año con PixARK en la modalidad de Game Preview para que los jugadores puedan seguir el proceso del desarrollo del juego de primera mano, el juego entra en su fase final de producción para ser comercializado. Por eso, PixARK imprime a la visión agresiva que ha impregnado Snail a su serie ARK una capa de afable edulcorante que facilita y amplía su aceptación. Estamos ante un nuevo título mundo abierto, en el que podemos jugar en solitario o con amigos de todo el mundo, en el que la supervivencia y la acumulación de ingredientes para crear artilugios cada vez más elaborados son los cimientos en los que se gestiona la jugabilidad. A partir de ahí, el infinito. Desde construir una enorme fortaleza a buscarse la vida para no ser el primer plato de los animales que forman la cúspide de la cadena alimentaria.

Ni picos ni palas ni zarandajas, puestos a craftear nos quedamos con un buen rifle.

El primer paso será dejarse caer por el editor de personajes, tan modesto como coqueto conjunto de apariencias para darle personalidad a nuestro troglodita para lucir bien campechano en los servidores habilitados para medio mundo (recordamos que también podemos jugar solitos sin presencia de foráneos). Bien, a partir de aquí viene lo complicado. En este tipo de juegos la curva de dificultad al empezar a jugar es tremenda. Solemos estar perdidos, desorientados y todo lo que nos rodea parece un peligro inminente. Ayuda que en medio de la pantalla aparezcan, poco a poco, los botones y su correspondiente acción al pulsarlos, pero de largo lo que más nos ayudará a entrar en faena es haber pasado previamente por Minecraft o ARK: Survival Evolved antes de hincarle el diente a este juego. En estos compases de iniciación vemos que podemos poner la vista en primera o tercera persona, que subimos de nivel de forma progresiva sin hacer aparentemente nada o que en nuestro mapa de ubicación hay misiones de diversa índole para ir calentando motores.

A partir de aquí es cuando esa curva de dificultad empieza a suavizarse, conforme pasan las horas y entramos en la dinámica de cumplir esas misiones (como construir un determinado artilugio o acumular una cantidad determinada de un material) es cuando el juego muestra todo su potencial. Vale, los dinosaurios hechos con “cubitos” de colores no resultan tan amenazantes y peligrosos como los que veíamos en ARK: Survival Evolved, pero aquí la variedad y la cantidad de toda esta fauna es tan alta que casi nos dará igual. Solo por plantearnos usar como montura un tiranosaurio rex o un dragón volador ya habrá merecido la pena tanto esfuerzo inicial. Porque disponer de más de un centenar de dinosaurios para amaestrar y cabalgar suena siempre apetecible, pero si encima le sumamos ocho ecosistemas diferentes (como selva, desierto, cuevas o bosque) y le añadimos el encanto de disponer un sistema procedural para crear estos entornos mucho más variado y profundo que el visto en títulos parecidos, nos queda un juego en el que merece la pena insistir para hacernos a su jugabilidad. El título ha mejorado muchísimo desde que entró en Game Preview, eso salta a la vista, pero cabe resaltar que este tipo de juegos siempre está en constante proceso de mejoría, siempre tendremos parches y actualizaciones que arreglen o tapen alguna carencia. En nuestro caso, encontramos que el menú al que accedemos con el botón B (para mejorar las estadísticas de nuestro personaje, revisar las tareas encomendadas o ver el listado de objetos que podemos crear) necesita un serio repaso para mejorar la accesibilidad.

Nos gusta un ecosistema que integre desde un oso panda hasta una horda de dragones… aunque tenga la coherencia de un programa de Telecinco.]

La estética está clara, todo está formado por cubos de colores, como si fueran píxeles sobredimensionados que lo simplificaran todo. Claro que aquí las dimensiones son enormes, el escenario principal que se genera al principio nos llevará semanas explorarlo, mientras que los coloridos dinosaurios y criaturas conforman un compendio de criaturas realmente loable. Mucho ángulo recto y mucha textura acrílica para fondos y elementos móviles, pero el número de cubos para formar a los personajes de los jugadores y de los animales es muy superior que el de Minecraft. En el apartado sonoro no encontramos ninguna sorpresa, melodías suaves para la gran cantidad de horas que vamos a pasar delante de la pantalla y sonidos característicos para los golpes que damos a cada tipo de superficie antes de convertirlos en unidades cuantificables en nuestro inventario.

PixARK fusiona lo cuqui de Minecraft con la salvajada que resultaba ser ARK: Survival Evolved. En el camino se ha perdido violencia y realismo,pero a cambio se ha ganado accesibilidad y simpatía. No es mal cambio. Está claro que se trata de un juego destinado a los usuarios que ya están cansados del juego de Mojang, pero que logra ofrecer nuevos incentivos y recursos para que queramos jugar a algo “parecido” pero con personalidad propia. Como era de esperar, podremos elegir jugar en solitario, con amigos, con desconocidos, por el simple gusto de sobrevivir o con el modo creación en el que las reglas las ponemos nosotros. Todo es posible en este PixARK, como esos juguetes de bloques de colores que usan los más pequeños de la casa para conseguir mejorar su ingenio y su habilidad con las manos. A poco que entremos en su “juego”, el límite de lo que podemos y no podemos hacer lo definiremos nosotros.

Análisis de Knack 2



Analizado en PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Sony.

Hay mucha coña con

Knack

. El juego de Sony Japan Studio apadrinado por Mark Cerny fue título de lanzamiento de PlayStation 4, desde entonces se ha creado un halo de misticismo a su alrededor que roza la locura más insana. Seamos claros,

Knack

dejaba mucho que desear, sobre todo como juego que acompañaba a una nueva plataforma de juegos. Pero la comunidad de jugadores se cebaron con él mediante la ironía de memes y comentarios contradictorios.

Knack

era, es y será el advenimiento que todos esperábamos. El alfa y el omega.

Knack

es a los videojuegos lo que Esperanza Aguirre a la política, un símbolo, el material con el que se fabrican las leyendas. Al final, los números mandan, y la cantidad de unidades vendidas han dado viabilidad para que se geste una continuación, obviamente celebrada por todo lo alto por los mismos que lo encumbraron.

Y el momento ha llegado, Knack 2 desembarca a principios de este septiembre como escudero de la verdadera gran apuesta de Sony para lo que queda de año, Gran Turismo Sports. Y lo hace con un perfil más bajo que en la puesta de largo de la primera parte, a un atractivo precio reducido. Ahora toca comprobar si la primera serie creada para PlayStation 4 viene para quedarse, para perpetuarse en la eternidad como una marca establecida o se resigna como título secundario.

El juego arranca con la ciudad de New Haven atacada por unos robots gigantes, al más puro estilo Kaiju. Al momento veremos a Lucas y su fiel amigo Knack que saltará a la acción de inmediato. Un primer capítulo que sirve de tutorial y que nos deja con un cliffhanger antes de retroceder seis meses para explicarnos cómo se ha llegado a esa situación. De paso, se dará unas breves nociones sobre los protagonistas y de cómo el estudio de runas y orbes por parte de el “Doctor” conformaron la forma con vida que conocemos como Knack. A partir de aquí se sucederán niveles que alternarán combates al más puro estilo beat ‘em up con plataformeo del bueno, del de saltitos a tarimas en movimiento de las que nos podemos precipitar al vacío, todo ello salpicado con un poquito de exploración al tener que encontrar los cofres que hay diseminados por los resquicios de los escenarios y que son la llave para desbloquear las ramas del árbol de habilidades del personaje. Lo dicho, mucho combo y bastante salto mientras miramos detrás de cada esquina. Un sistema fiel a la primera parte.

Realmente, el juego se centra en esos tres principios. Atacaremos con los combos, pero siempre con la premisa de defendernos y esquivar (con el segundo stick aquí la cámara se mantiene fija como en God of War) en el momento justo para salir airoso de los envites. El platarformeo y la exploración se basan en el doble salto (una tercera pulsación nos permite planear) y en la habilidad de Knack para reducir su tamaño, en lo que es el efecto gráfico más llamativo del juego. Al minimizar nuestro volumen a su mínima expresión (no llega al metro) todas las piezas que forman a Knack caerán al suelo como si la electricidad de un electroimán se hubiera desconectado, de manera que podremos empujar e interactuar con esas piezas que han caído. Cambiar de tamaño una y otra vez para ver cómo las movemos al empujarlas será nuestro quehacer durante los primeros compases del juego. Luego ya caeremos en la cuenta que necesitamos a mini-Knack para pasar por conductos estrechos y que en su forma más grande tenemos más posibilidades de salir airosos durante los enfrentamientos. Lo bueno de esta segunda entrega es que han buscado variedad a la fórmula con las citadas habilidades desbloqueables (bumeráng, látigo, espada…) y los vehículos gigantes que podemos manejar (tanques y robots).

Análisis de Typoman: Revised

Analizado en Xbox One. Copia digital proporcionada por Brainseed Factory.

Braid marcó el camino y Limbo le siguió sin pestañear. Luego vendrían muchos, algunos copiaban de forma descarada la fórmula mientras que otros se acercaban a esas cotas de magnificencia. Bien, realmente solamente Inside (también de Playdead) ha conseguido estar a la altura. De hecho, los clones de Limbo han proliferado como las hormonas en Hombres, mujeres y viceversa. De todos ellos, Typoman era de los más llamativos. Sí, el juego de Brainseed Factory tenía ese halo decadente, ese diseño fatalista y ese planteamiento tan macabro que tan bien le sienta a este tipo de juegos por mucho que ya los tengamos más que vistos. Typoman además innovaba en los puzles al introducir letras para formar palabras que se convertían en la clave para progresar. El juego que llegó a Wii U hace más de un año, se ha actualizado bajo el nombre de Typoman: Revised para su estreno en PC el agosto pasado. Ahora llega a Xbox One y PlayStation 4 en su expansión multiplataforma.

Estamos en un mundo apocalíptico. Un mundo dominado por bestias, meteoritos y trampas que hacen la supervivencia una verdadera lotería. Un mundo que necesita un héroe. Pero un héroe con mayúsculas, con peso de verdad en cada una de esas letras. Y es que las letras son el principal atractivo de este mundo por el simple motivo que tienen presencia física. De hecho, nuestro protagonista comienza como una letra “O” que comienza a rodar cuesta abajo hasta que encuentra una “E” que le sirve de cuerpo. De golpe y porrazo, tendremos a “HERO” en pantalla. Nuestro principal cometido será saltar, empujar y agarrar objetos, con esos puzles de cajas tan típicos para subirnos a una escalera inicialmente inalcanzable.

Pero hay más. Hay letras en el mismo escenario que podremos mover y colocar. Mediante un sencillo menú, podremos alterar el orden de las letras que podamos juntar en pantalla que esconden la solución a nuestros problemas. Si queremos que un ascensor se active, bastará con juntar “ON”, mientras que para que bajen unas escaleras hasta nuestro alcance tendremos que componer “DOWN”. La gracia está en que el mismo escenario está lleno de letras, de forma que en las puertas podemos leer “GATE”, en las plataformas “PLATFORM” o en las zonas con gases venenosos “GAS”. Incluso podremos crear palabras que no tendrán incidencia en pantalla, para posteriormente compararnos en los marcadores para ver la cantidad de ellas que han encontrado otros jugadores.

Nos encanta el mundo de fantasía en el que se encuadra todo. Un mundo en el que los pájaros son avioncitos de papel, los monstruos están creados con letras y los fondos parecen pintados a acuarela, con unos todos sobrios que quedan genial con la tipografía resaltada de cada letra en negro. El verdadero encanto del juego reside en la imaginación con la que han conseguido implementar las letras dentro de la jugabilidad y dentro del escenario, hasta el punto en el que se convierte en la principal seña de identidad de un juego encantador. La banda sonora acompaña con tintes lúgubres, composiciones duras y rimbombantes que encajan con ese aire de catástrofe que siempre nos rodea. Claramente, el apartado audiovisual está entre lo mejor del juego junto a la idea de la jugabilidad.

A la hora de hacer balance, las buenas sensaciones se diluyen conforme progresamos. El comienzo es fantástico, con un prólogo que nos invita a hacernos ilusiones casi desmedidas. Pero luego encontramos una dificultad mal ajustada y la pérdida de toda la inspiración que inicialmente nos conquista. A estas alturas, sobra decir que tendremos que saber inglés para formas las palabras. De hecho, mucha de las gracias y de los guiños se basan justamente en eso, como cuando vemos la palabra “RUSH” en el fondo… para a continuación caer una piedra con una “C” que completa la palabra. Por insistencia (y videos de Youtube si somos unos tramposos) conseguiremos completarlo, pero la duración resulta muy escasa con tres capítulos y un prólogo casi testimonial. Un juego con grandes ideas y buena presencia, pero que se desinfla conforme comprobamos que dura poco y que no brilla tan fuerte como nos hace creer al principio.

La idea es genial. Los puzles con las letras. El diseño.

La duración. Conforme progresamos, no resulta tan inspirado.

Este héroe con mayúsculas se inspira en Limbo, y casi lo consigue, pero le falta para conseguir la excelencia.

Alien Swarm, análisis

Steam tiene un amplio catálogo de juegos, tal es así que es normal que hayan juegos de los cuales uno nunca haya oído hablar o no conozca. Este fue mi caso con el juego de este artículo, Alien Swarm. Di con este juego de casualidad leyendo un foro, un usuario decía “Alien Swarm está gratis en Steam, deberíais probarlo”. Ya que el título no me sonaba, vi algún video, posteriormente bajé el juego y mis impresiones han sido buenas.

Nos encontramos ante un título puramente cooperativo, ya bien sea con amigos de nuestra lista de Steam o con gente desconocida. Podremos tener de un mínimo de una persona hasta un máximo de 4 en la partida donde el host podrá seleccionar la campaña, la cual actualmente solo hay una de manera oficial, el nivel de la campaña donde habrá hasta un total de 7 niveles, además de la dificultad y el fuego amigo. Pasados ese tramo, se llega a la selección de clase donde podremos elegir entre cuatro clases diferentes con dos personajes cada una, siendo las clases médico, oficial, maquinaria pesada y técnico.

A la hora de personalizar nuestro equipo, el personaje posee 3 huecos: arma primaria, secundaria y extra. En los dos primeros huecos se pueden llevar 2 armas o en el caso del médico o alguien que quiera hacer algo de apoyo al equipo llevando un arma principal y luego una caja de vida, exclusivo del médico, o una caja de munición que la puede llevar cualquiera. En el apartado de extras nos podremos equipar con una variedad de objetos tales como granadas, minas, bengalas e incluso armadura entre otros. Sin embargo, no podremos tener acceso a la mayoría de las cosas desde un principio, ya que el juego posee un sistema de niveles por el cual obtendremos armas o utensilios a determinados niveles. Para ello, se nos otorgarán puntos de experiencia al terminar un nivel, en base a diferentes características como enemigos muertos, puntería o incluso el daño curado. Luego, como extra, algunas tareas concretas que nos darán 50 de experiencia por cada uno. Tareas tales como ayudar a un compañero infectado, esquivar un proyectil cercano o matar a un enemigo antes de que explote son algunos ejemplos.

Antes de embarcarnos en la aventura con nuestros compañeros o con extraños, el juego nos da la posibilidad de hacer una práctica offline, con el fin de tomar idea de los controles y tener una primera toma de contacto con el juego acompañado de 3 bots.

He de admitir que este título lo he jugado a dúo en vez de con cuatro, que es como posiblemente se disfrute mejor. Aún así he podido comprobar que siendo dos personas los niveles se pueden pasar sin demasiados problemas, aunque es muy conveniente que uno de los dos sea médico, porque no vais a salir intactos nunca. Algo de lo que sí me he percatado es la importancia del técnico. En varios niveles no se permite empezar si no hay un técnico en el equipo, lo cual he de admitir que si se juega a dúo las combinaciones quedan bastante limitadas.

Otro detalle es la brevedad de los niveles. Tengo que reconocer que tengo sentimientos conflictivos sobre esto. Por un lado está bien, permite a la gente disfrutar con una sesión breve y el hecho de que haya una parada entre niveles y la selección del mismo al inicio del juego hace perfectamente posible el dejar el avance si alguien se tiene que marchar y retomarlo desde ahí en otro momento. Pero, por otro lado, el hecho de que en poco más de una hora, siendo generosos (yendo a diez minutos por nivel de media), se termine puede saber a poco. Aún así, la comunidad se ha ocupado de ello gracias al editor de niveles disponible en el apartado de herramientas de Steam, por ello en los foros se puede encontrar un pack de mapas el cual trae campañas que ayuda a darle más longevidad al juego.

Una característica que me ha gustado es la implementación de cargadores limitados. Si bien es un recurso que se ha visto en otros juegos como SWAT 4, es una idea interesante pensar un poco antes de recargar y perder lo que nos sobre en el cargador. Lo bueno es que en modo normal los bichos no son demasiado duros salvo algún tipo concreto que encontraremos más adelante por lo que mantendremos un balance decente de cargadores, además encontraremos cajas de munición a lo largo de cada nivel los cuales se consumirán un 20 % del mismo por cada cargador que saquemos de la caja.

Para ir cerrando ya el artículo, tengo que decir que Alien Swarm puede ser una buena opción para aquellos que quieran jugar una partida cooperativa de una forma rápida con un título entretenido y con una rejugabilidad si bien es cierto limitada de manera oficial pero mejorada gracias al pack de mapas hechos por la propia comunidad.

Por: dakumaru