Quince años atrás, un joven escritor ruso llamado

Dmitry Glukhovsky

publicaba en su web una novela distópica titulada

Metro 2033

. El libro, que detalla las consecuencias de una guerra atómica y de la organización de la sociedad moscovita en la vida subterránea tras el incidente, se convirtió rápidamente en un auténtico éxito. Paradigma de esta gran aceptación fue la adaptación homónima que llegó al mundo de los videojuegos en 2010, y su continuación, denominada

Metro Last Light

, que aterrizó en las tiendas tres años después. Hoy nos centramos en la tercera entrega,

Metro Exodus

, que nos pondrá de nuevo en la piel del valiente ruso

Artyom

, cuyo viaje volverá a cambiarlo todo.

El nuevo título de A4 Games enfoca la trama justo después de los acontecimientos acaecidos en el final de la “Redención” de Metro Last Light, y la historia estará guiada por los sucesos de Metro 2035, el tercer libro de la serie. De nuevo, el jugador asumirá el papel de Artyom, quien abandonará, junto a su esposa Anna, el metro de Moscú a bordo de la locomotora Aurora, que se dirige hacia los dominios del gran río Volga y los Montes Urales en busca de una nueva vida. Esta nueva aventura abarcará los sucesos de todo un año, empezando por el riguroso invierno nuclear que asola las profundidades de la civilización rusa, y nos situará en los devastados páramos de una tierra marchita por la radiación y las guerras nucleares. Así pues, la atmósfera claustrofóbica y subterránea de las entregas anteriores da paso a la superficie contaminada de la antigua Federación Rusa, plagada tanto de peligros como de posibilidades.

En este nuevo mundo a explorar, la inventiva y audacia del jugador tendrán un papel capital, pues desde el estudio aseguran que conciben esta nueva experiencia como un “sandbox de supervivencia”; los recursos serán limitados y habrá que buscar distintas soluciones a las situaciones que nos sobrevengan. Aquí cobran especial importancia las posibilidades relacionadas con la nueva ambientación, que permitirá desarrollar un sistema de exploración menos limitado, parecido al que usan los títulos de mundo abierto. Así pues, dispondremos de una vasta extensión para recorrer, mientras nos enfrentamos a los horrores de la superficie, ya sea mediante el sigilo o la fuerza bruta. Cabe destacar que el mundo también estará afectado por una climatología impredecible, a buen seguro marcada por el paso de las estaciones en el año que dura el viaje, y por la inclusión de los ciclos día-noche, que bien explotados pueden ser todo un acierto para lo que propone el estudio ucraniano.

Todo ello viene envuelto en un espectacular apartado gráfico, sin duda uno de los portentos de la pasada feria de Los Ángeles. La Rusia post-nuclear está representada con un nivel de detalle asombroso, en el que destacan los efectos visuales -como la corrosión de la máscara antigás-, la iluminación y su incidencia en los espacios interiores, y las partículas.

Pero las novedades no quedan sólo ahí, pues las decisiones del jugador, aspecto que no gozaba de gran importancia en las pasadas entregas -se limitaba a la resolución de conflictos o a la búsqueda de un final determinado-, tendrán un gran impacto en Metro Exodus. El destino de los personajes secundarios que se aventuran rumbo a lo desconocido en la Aurora estará regido por el fatídico desenlace de nuestras elecciones, las cuales podrían incluso provocar la muerte de nuestros camaradas. El estudio también ha comentado que esta nueva característica tendrá un papel capital en el desarrollo del argumento, y que sin duda aportará grandes dosis de rejugabilidad al título.

En conjunto, las bazas de Metro Exodus para despertar nuestro interés son una narrativa muy cuidada, dirigida bajo la célebre escritura de Dmitry Glukhovsky, y una ambientación post apocalíptica repleta de posibilidades y giros de guión. Uno de los grandes anuncios del pasado E3, sin duda.