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Splatoon 2: Octo Expansión
Analizado en Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Nintendo.
Uno de los buques insignia de Nintendo Switch es sin lugar a dudas
, sobre todo como principal baluarte del multijugador en línea en la consola junto al incobustible
Mario Kart 8 Deluxe
, curiosamente ambos llegaron de Wii U, pero es en Switch en donde han alcanzado el reconocimiento absoluto. Ya, Wii U no cuajó y la nueva consola de Nintendo sí. Cosas que pasan. El juego de los chipirones guerrilleros ha recibido actualizaciones, eventos y nuevo contenido en forma de accesorios, armas y escenarios… pero ahora llega [la “Octo Expansión”, el contenido descargable de pago que está llamado a marcar diferencias. Y lo hace de la mejor posible, apostando por el modo de juego en solitario, con el cebo de desbloquear algún que otro añadido para el multijugador. En total hay catorce objetos desbloqueables en total, de forma que será necesario cumplir una serie de requisitos en la
Octo Expasión
para chulear de ellos al enfrentarnos a otros jugadores.
La aventura tiene como protagonista a los Agentes 8, octarianos de pro, en función del género que definamos con el escueto editor. Como ya le ocurriese a Jason Bourne, despertaremos en un lugar extraño sin recordar nada de lo que le ha acontecido. Amnesia de manual. El lugar no es otro que una enorme y “abandonada estación de Metro… por lo menos hasta que demos con el Capitán Jibión, secundario también perdido y que nos pondrá un poco en antecedentes, como que nuestra conmoción viene de un golpe sufrido al enfrentarnos a otro agente de la organización. En cuanto entramos en materia, nos encontraremos a nuestras idols fetiche, Perla y Marina, para descubrir que tendremos que encontrar y rescatar a cuatro cachorros que nos permitirán salir de esa red de túneles para salir al ansiado exterior, o el “paraíso soñado” como lo llaman. Todo ello salpicado con el correoso humor característico de Splatoon. En definitiva, se abrirán ante nosotros ochenta niveles segmentados por líneas de metro, ahí entra en escena el revisor Pepín, un pepino de mar (no es coña) con el que podremos cambiar de de línea en su santiamén.
Entre combate de rap y patochada acuática con muchos pepinos de por medio, tenemos que los ochenta niveles son el grueso de la aventura. Ochenta desafíos más originales y variados que los que vimos en el propio Splatoon 2, pero quizás un pelín más cortos. Algo que casi se agradece. Como es menester, no tendremos que exprimirlos para completar la aventura, pero sí que insistir en completarlo todo supondrá, además de una enorme satisfacción personal, la obtención de los objetos que mencionamos al principio del texto. Se nota que le han dado a la sesera para que los niveles tengan su intríngulis, con objetivos bien diferenciados y elementos creados para la ocasión, siempre con la premisa de provocar en el jugador que quiera seguir jugando. Llevar un enorme bolindre a la meta, acabar con todos los enemigos, esquivar la tinta enemiga… incluso nos propondrán volverlos a terminar con un arma determinada, por aquello de la rejugabilidad.
Con esta expansión se acabaron las diferencias entre los Inklings y los octarianos, ahora todos conviven de forma pacífica en la plaza principal del menú de juego. Y sí, podremos elegir entre nuestro personaje de Splatoon 2 o el nuevo octariano que nos creamos aquí para que nos represente en las partidas multijugador. Esta nueva expansión aporta justo lo que le faltaba al juego originalmente, más contenido para jugar en solitario. Y lo añade con mucho humor y enriqueciendo el universo Splatoon con detalles y guiños de lo más salados. Por horas de juego y cantidad de niveles, casi parece un juego nuevo, por lo que entendemos que el precio de veinte euros está más que ajustado en esta ocasión. Si te da coraje no jugar a Splatoon 2 cuando estás lejos del router y buscas chorrear tinta a diestro y siniestro, esta “Octo Expansión” es una seria candidata a su adquisición. Como contenido para un jugador, supera al que viene de serie en Splatoon 2. Con eso creo que lo decimos todo.
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