Two Point Hospital – DLC Pebberley Island



Versión analizada PC. Copia digital proporcionada por Cosmocover.
La nostalgia es algo que puede con nosotros, pero especialmente cuando hablamos de videojuegos. Seguro que muchos de los que estáis leyendo estas líneas habéis crecido con Theme Hospital, o al menos habéis escuchado hablar de este “simulador de gestión” de hospitales que tanto se popularizó a finales de los 90. Ha llovido mucho desde entonces, pero nos tocó esperar hasta el año pasado para disfrutar de un título a la altura. Two Point Hospital se ha ganado en toda regla el título de sucesor espiritual de Theme Hospital, pero el título que ya descubrimos hace meses sigue queriendo ofrecernos más contenido vía DLC. Si a finales del año pasado salió a la venta el contenido adicional llamado Bigfoot, en esta ocasión estamos ante el reciente lanzamiento de Pebberley Island, la expansión de la que vamos a hablar en este artículo.Cabe destacar que este contenido está destino para jugadores que ya han disfrutado de la experiencia original, ya que precisa de unos conocimientos esenciales para ponerse manos a la obra. Es por esto que esta expansión solo se puede disfrutar cuando hemos llegado a cierto punto de la aventura principal. Ahora bien, aquí nos encontramos con un nuevo escenario, una isla que requiere de nuestras habilidades como gestor y administrador para sacar adelante diferentes hospitales del lugar. La localización de los nuevos hospitales no es anecdótica, ya que esto influye en el tipo de enfermedades y situaciones que podemos descubrir, ya que por ejemplo la climatología afecta al rendimiento de las máquinas que tenemos en las salas. El clima es algo que juega en nuestra contra, ya que las máquinas se pueden ver afectadas por las tormentas.
Son tres los hospitales que nos encontramos en la expansión, cada uno de ellos más adentrado en el interior de la isla, por lo que las enfermedades que presentan los visitantes son más raras que todas las anteriores. Como de costumbre, debemos conseguir progresos en el primero de los hospitales que se nos descubre para así poder acceder a los dos restantes. La fórmula de ir avanzando es la que ya conocemos, cumplir los diferentes encargos o misiones que se nos encomiendan, así como mejorar las instalaciones del hospital para así mejorar su reputación. Avisamos que completar las tres estrellas en los tres entornos es algo bastante costoso, por lo que hay que tener especial dedicación en nuestro trabajo, especialmente en la última de las fases.Ya hemos adelantado que en este contenido adicional encontramos nuevas enfermedades, un total de 34, por lo que nos vemos una vez más en la obligación de estudiar el comportamiento de las mismas para así formar al personal adecuado para dar con las curas. Para esto encontramos también nuevas salas con las herramientas necesarias para los tratamientos. El comportamiento de los enfermos, así como su imagen se ve afectada por estas nuevas enfermedades, y al igual que en el título original nos encontramos con estampas de lo más variopintas. La paradisiaca localización y las nuevas enfermedades hacen que presenciemos un apartado artístico que constata que nos encontramos ante el mismo juego, pero que a la misma vez se ratifica como una experiencia renovada pese a contar con las mismas bases.Pebberley Island está destino a aquellos jugadores que ya han disfrutado de Two Point Hospital y que se han quedado con ganas de más. Este contenido adicional tiene un precio de 8,99 euros y ya está disponible en Steam, al igual que Bigfoot, el que fue el primer DLC de pago de la obra de Two Point Studios. En nuestra opinión, un contenido adicional con una buena relación de calidad precio, y muy bien presentado para seguir haciendo disfrutar al personal. Valoración:

Análisis de Mother Russia Bleeds



Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Cosmocover.
Que la los beat’em up marcaron una época, lo sabemos todos. Igual que sabemos que a cada rato, sale un nuevo juego que intenta poner el género de moda de nuevo. La fantasía medieval de Golden Axe, los sucios callejones de Final Fight, el kárate ochentero de Double Dragon… la lucha callejera tuvo una edad dorada y los estudios independientes no paran de sacar interesantes propuestas. Como la que hoy nos ocupa, desarrollada por el grupo Cartel y ubicada en una Rusia alternativa la mar de curiosa. El juego llega a Nintendo Switch después de su paso por PC y PlayStation 4, consola que enarbola la bandera del juego cooperativo en local con sus pequeños manditos y la posibilidad de jugar en donde queramos con su llamativa portabilidad. Nos vamos a la madre Rusia a partirnos el careto con esbirros, mutantes y la compañía más deleznable que podemos encontrar… ¿venís?Mother Russia Bleeds se llama y está ambientado en una época alternativa a los principios de los ochenta. En esta extravagante distópica propuesta, encarnamos a uno de los cuatro romaníes que se buscan las habichuelas en los suburbios más pobres de este Moscú dictatorial y transgresivo. Allí, luchan por dinero en los barrios más pobres al servicio de un tal Mikhail, pero todo se tuerce cuando el ejercito gubernamental irrumpe en los enfrentamientos y arrestan a los presentes para que sirvan de ratas de laboratorio. Nosotros entramos en juego un mes después, cuando el cuarteto escapa del laboratorio ubicado debajo de la prisión estatal. Durante este tiempo han sido tratados con una droga experimental llamada Nekro que les provoca espantosas alucinaciones y les proporciona una fuerza sobrehumana. Aquí comienza su epopeya, que consiste en acabar con la experimentación, con la droga y con las fuerzas opresoras que pisotean al pueblo. Todo ello mediante niveles lineales en los que la acción y los combos se salpican con pequeñas pinceladas de trama mediante diálogos con los personajes secundarios.En realidad, estamos ante un calco de Streets of Rage, salvo por la ambientación y por la novedad de usar Nekro a nuestro favor. Cuando vencemos a determinados enemigos que están hasta las cejas de esta droga, caerán y comenzarán a sufrir convulsiones, momento en el que podemos acercarnos y rellenar nuestras jeringuillas con dicha sustancia para resultar más dañinos gracias a la furia que libera en nuestro cuerpo. Y poco más que no hayamos visto infinidad de veces. Por un lado, lo básico. Andar o correr, golpear, saltar, saltar y golpear, recoger elementos del escenario para utilizarlos a nuestro favor y poco más. Por otro, vemos una variedad inusitada. En lugar de un botón de ataque, tenemos dos. A eso sumamos que podemos dejarlo pulsado para hacer más daño o atacarles antes de que recobran la verticalidad. El botón para esquivar y de agarrar multiplican las posibilidades casi sin darnos cuenta. Pero el plato fuerte lo tendremos servido si llamamos a tres amigos para que nos ayuden en esta contienda, así podremos revivir las sensaciones de juegos tan ilustres como TMNT o los dos Dungeons and Dragons que creó Capcom en su momento con el cooperativo para cuatro. Cuando ya nos sepamos de memoria la campaña, siempre podremos darnos un vuelta por el resto de modos disponibles, como son “Arcade”, “Supervivencia” y el que nos enfrenta directamente a los jefe de nivel.El apartado gráfico creado a partir de píxeles es una gozada. Una brutal y sangrienta gozada. Los escenarios suelen ser sombríos, pero el rojo de la sangre y de la hoz con la jenriguilla (en lugar del icónico martillo) colorean la oscuridad como la hemoglobina tiñe una herida recién abierta. Los enemigos muestran los golpes en sus pixelados cuerpos destrozados, hasta el punto de poder ver sus sesos desparramados por el suelo si los machacamos antes de que puedan levantarse. Pero el puntilloso arte de representar la violencia más extrema no acaba ahí, queda por hablar de la suciedad, de la mugre, de los insectos y de las ratas correteando por sus malolientes escenarios. Otra cosa no, pero mal cuerpo tendremos seguro. Nos quedamos con su descarnada representación de la violencia, su elenco de protagonistas y los mastuerzos que hacen de jefes finales.Mother Russia Bleeds es un golpe bajo al estómago. Seco, que nos dejará sin aliento y con un regusto a sangre en la boca que durará días. No innova, en este género ya nadie puede, pero ofrece justo lo que el público pide. Otro Streets of Rage/Final Fight que mitigue nuestras ganas de bronca. No es la revolución que su argumento propone, y eso que la trama tiene más contenido del que se podía esperar inicialmente, pero es un trabajo realizado con mucho mimo y mucho cariño. Si a eso sumamos el talento y las ganas por no dejar títere con cabeza (literalmente), nos queda un juego que hace unos años no hubiese salido en una consola de Nintendo por su contenido y su crudeza, pero que hoy encaja perfectamente con la premisa de diversión inmediata en cualquier lugar que nos propone Switch. Si eres de los que se llevan la consola a todos lados y quieres rememorar las partidas con amigos en los recreativos del barrio, no dudes en viajar a esta Rusia dictatorial, drogada y salvaje. Te encantará la visita.

Calcado a Streets of Rage. La ambientación soviética es un puntazo.

Se limita a lo establecido, podía arriesgar un poco más y ofrecer algo más.

Un completo y divertido juego de lucha que cumple de sobra con lo que propone. No arriesga a innovar, pero se lo perdonamos por la vieja URSS.

Análisis de Yakuza 0


Versión analizada PC. Copia digital proporcionada por Cosmocover.

Seamos honestos:

Yakuza

, es, sin lugar a dudas, uno de los mejores ejemplos a la hora de señalar las disparidades entre los mercados del entretenimiento de Japón y los de Occidente, algo que se refleja con total diafanidad en las estadísticas de ventas y en la reputación de la franquicia. Aclamada en las tierras del sol naciente, y un tanto desapercibida en nuestro viejo y bello continente, la fantástica serie de Sega disfruta de una merecidísima longevidad y buena salud; seis entregas principales, dos relanzamientos -conocidos bajo el sobrenombre

Kiwami

– y un gran número de

spin-offs

, entre los que se encuentra aquel extravagante y atractivo experimento que nos situaba en el Japón feudal, y que tristemente jamás llegó a abandonar las tierras asiáticas.

La entrega que hoy nos ocupa, Yakuza 0, funciona como una precuela al argumento que se desarrolla en toda la serie y, además, presenta los orígenes y motivaciones iniciales de dos de los grandes representantes de este desmesurado y encorsetado hampa japonés virtual: Kazuma Kiryu, protagonista de buena parte de la historia, y Goro Majima, los cuales andan liados haciendo sus cosas inmorales y delictivas allá por 1988. El primero se nos presenta como un mafioso leal, hierático y chapado a la antigua, mientras que el segundo es un hábil y calculador hombre que dirige un popular cabaret de Osaka para redimirse con sus jefes y volver por la puerta grande a la vida criminal. Nadie dijo que prosperar en estos imperios de neones y trajes de lujo fuera sencillo.

En cualquier caso, la acción, cuyo compás guarda similitudes con el cine negro, se desata después de que Kiryu es incriminado por un asesinato que no cometió, surgiendo así toda una maraña de traiciones y luchas de poder que giran en torno a la posesión de una pequeña parcela de terreno en medio de Kamurocho, ciudad ficticia inspirada en el distrito Kabukicho de Tokio, indispensable tanto para los planes de la yakuza como para los de una misteriosa y omnipotente compañía que parece tener ojos y oídos hasta en el más recóndito de los callejones.

Como ya decíamos anteriormente, esta historia de ambiciones y líos mafiosos es el plato principal de toda la propuesta de

Yakuza 0

, aunque puede quedarse en segundo plano debido a la gran cantidad de violencia y diversión que brindan esos asombrosos enfrentamientos de Kiryu y Majima contra toda clase de gentuza de la época: matones, borrachos, mafiosos, hombres de negro… Lo cierto es que todo el planeta parece que tiene cuentas que ajustar con los personajes principales, algo que no deja de ser un pretexto para lucir un adictivo sistema de combate basado en diversos estilos y combos -con los clásicos ataques rápidos, fuertes y agarres-, susceptibles a ser mejorados a cambio de dinero. En general, cada uno de los protagonistas posee tres formas de pelea, las cuales están lo suficientemente bien integradas como para justificar su uso en determinadas situaciones; sí que es cierto, por otro lado, que las habilidades de Kiryu interactúan más con el escenario, ya sea cogiendo elementos del mismo para atacar a sus rivales o en forma de remates contra paredes, coches, etc., mientras que las de Majima son espectaculares por su crueldad, precisión y el uso de bates.

En cuanto al apartado audiovisual, aspecto central de todo port a ordenador que se precie, no podemos sino destacar el buen acabado general; recorrer las calles de Tokio haciendo misiones secundarias y disfrutando de los minijuegos es un gustazo, especialmente en el maremágnum de luces que son las noches metropolitanas. La versión de PC destaca por su suavidad y notable factura, aunque algunas opciones secundarias pueden comprometer la tasa de imagénes por segundo más de lo deseado; a pesar de todo, y aunque gráficamente hablando no es un portento de puro músculo, Yakuza 0 cumple y sorprende por méritos propios, algo que se vuelve verdaderamente ostensible una vez se contempla en movimiento. La actuación de voz, en completo japonés -única opción-, es sobresaliente; la música, por su parte, cumple en todo momento y consigue resaltar el valor dramático o furioso de determinadas escenas, si bien nunca termina de brillar del todo.

Conclusiones.

Yakuza 0, tanto como precuela de la franquicia como adaptación a la versión de ordenador, tiene muchas más virtudes que defectos. La ambientación, la historia, el guion y el sistema de combate se reafirman como auténticas insignias de su cautivadora propuesta jugable, aunque es innegable que introduce algunas secuencias y motivos que casan más con la ideología japonesa que con la occidental, por lo que puede volverse un tanto extravagante a nuestros ojos extranjeros. “Japonesadas”, dirían las malas lenguas; eso no es óbice, en ningún caso, para que el jugador disfrute de su puesta en escena y de su ritmo. En definitiva, todas las historias tienen que empezar por algún sitio, y después de adentrarte en las intrigas del Japón de los años ochenta no podrás sino esperar al lanzamiento en Steam de las siguientes entregas de la serie principal.

Alternativas

Otros juegos de la franquicia. Sleeping Dogs, GTA, etc., pueden tener elementos similares pero son sandbox.

La historia. El sistema de combate. Gran cantidad y calidad de minijuegos. Por fin en ordenador.

No está siquiera traducido al español. A veces abusa de los combates y de las situaciones extrañas.

Yakuza 0 cautiva y sorprende como un notable prólogo de una icónica franquicia japonesa, pero puede resultar un tanto extravagante en ocasiones.

Análisis de Ruiner



Versión analizada Xbox One. Copia digital proporcionada por Cosmocover.
No debería sonarte si te hablo de Reikon Games. Este estudio polaco no ha desarrollado ningún juego propio… por lo menos hasta ahora. Hasta Ruiner. Pero eso no significa que no sepan del tema, de hecho han trabajado codo con codo en títulos tan relevantes como The Witcher, Dead Island o Dying Light. Y como suele ocurrir, después de apoyar a otros estudios, llega su ópera prima. Un primer retoño digital que apuesta por ese futuro distópico tan de moda ahora mismo. Y Ruiner no es la típica primera intentona llena de buenas intenciones y fallos perdonables de un equipo primerizo, es un juego redondo capaz de brillar con luz propia en el cada vez más competitivo mercado independiente. Estos chicos van a hacer un triple A en breve, si no al tiempo.El protagonista de Ruiner tiene una sola idea en su cabeza, matar al jefe. No sabe el motivo ni sabe cómo ha llegado hasta las inmediaciones de la gran multinacional Cielo, pero tiene claro que no va a salir de allí sin matar al jefe. Nuestro anónimo protagonista porta un casco digital en el que se suceden mensajes e iconos… con un “Kill the Boss” tan hipnotizante como un anuncio de Intimissimi. Cuando está a punto de perecer en su cometido, “Ella” le libera del control mental del que es preso. “Ella” le cuenta que le han lavado la chorla, que su hermano ha sido secuestrado por una peligrosa organización para que siga con la causa si consigue liberarse del hackeo cerebral del que ha sido víctima y le pone sobre la pista de el culpable de todo lo que le ha pasado, el hacker conocido como “Mago”. Por supuesto todo eso será solo la punta del iceberg, con giros de guión, personajes que rozan la demencia más absoluta y una ciudad dividida en dos entro los grandes rascacielos de las poderosas empresas y los suburbios en los que acumula la población más prescindible.Ruiner es ciberpunk del bueno. Desde el diseño de la zona común (en la que nos movemos para hablar con viandantes sin poder utilizar nuestras habilidades especiales) hasta los personajes que encontramos, está creado para sumergirnos en un futuro alternativo (o esos esperamos al menos) del que no querremos salir. El prólogo solo sirve como escueto tutorial de lo que se nos viene encima, Ruiner engancha tanto por su estética como por su jugabilidad. A primera vista, puede parecer un clon de Diablo 3 por el uso de la cámara y del enorme árbol de habilidades que tenemos a nuestro disposición. Gran error. Ruiner es un shooter de precisión cuando quiere, un beat´m up cuando le viene en gana y un juego de precisión constantemente. Ruiner tiene más de Hotline Miami que del mencionado juego de Blizzard, sobre todo porque los enfrentamientos son bellas coreografías en las que los salpicones de sangre, las explosiones de casquillos y la cámara lenta se fusionan como si fuese el propio John Woo el encargado de dirigirlo todo.La gracia está en las habilidades, que eso quede claro. Al subir de podremos conseguir nuevas a cambio de puntos de karma… pero también desactivarlas para utilizar esos puntos en otra cosa diferente. Podemos optar por encadenar impulsos, de manera que plagiaremos a Rondador Nocturno al movernos por el escenario o bien ralentizar lo que ocurre en pantalla para tener mejor control de la situación de los enemigos. Todas las posibilidades son válidas y la mayoría de ellas necesarias para progresar, porque el juego resulta muy exigente. No tardaremos mucho tiempo en sentirnos abrumados, ya que todos los botones de nuestro mando de control esconderán una función nueva que podremos encadenar con las que tengamos previamente. Lástima que el juego no sea mucho más largo, se nos pasará en un suspiro por su atrayente historia, su fantástica jugabilidad y su impactante apariencia.Porque Ruiner es un título de esos para jugarlo a oscuras a dos palmos de la enorme pantalla con unos auriculares incrustados en nuestras orejas a todo volumen. Hasta que nos sangren las córneas y el tímpano estalle. El uso del rojo en la ambientación resulta mesmerizante, así como la curva de dificultad que se pone a nuestro favor después del primer salto abrupto: en cuanto entramos en su onda, resulta muy difícil desconectarse hasta que llegan los títulos de créditos. Nuestro veredicto es que resulta demasiado corto para lo bueno que es, por mucho que se alarguen las horas de juego buscando objetos secundarios o con los niveles de dificultad que invitan a evolucionar como jugador gracias a las múltiples estrategias que podemos orquestar con nuestro árbol de habilidades. Ruiner palpita sangre en cada pantalla, con ese rojo perenne que salpica violencia a borbotones. No es el “indie” de niños que resuelven puzles en paraísos perdidos, pero va para sleeper del año.

Las habilidades y el sistema de combate. La ambientación. La música.

La duración.

Un estreno brillante para un modesto estudio polaco que ya han llamado nuestra atención por méritos propios.