Probamos Switch antes del lanzamiento

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Sí, la semana pasada pudimos pasarnos por las oficinas de Nintendo y pasar un buen rato con su nueva plataforma de sobremesa entre nuestras manos. De sobremesa, portátil, híbrida… da igual. Nintendo emborrona la concepto con una ambigüedad tan rotunda que nos deja turulatos. Porque Nintendo Switch, conceptualmente, es una pasada. La idea de jugar en la enorme televisión de nuestro salón y llevarnos el mismo juego con la misma partida a la calle para seguir jugando donde queramos es realmente impresionante. Tocaba ahora ver si las buenas ideas funcionaban tan bien como en la teoría. Si el tacto, el tamaño y la duración resultan plenamente satisfactorios (seguimos hablando de la consola, tranquilos). El veredicto final llegará cuando la consola esté en la calle, claro, pero estas primeras impresiones con la máquina y sus primeros juegos nos han dejado una par de cosas claras. La primera es que queremos la versión que trae los mandos rojo y azul. La gris es para los tristes. No solamente resultan más alegres, sino que la diferenciación de colores ayuda a identificar en nuestra cabeza automáticamente qué Joy-Con va en cada sitio de la Switch y cuál es para cada jugador a la hora de jugar con amigos.

Seguimos con los Joy-Con. Y son muy pequeños. Extremadamente pequeños. Cuando los utilizamos en juegos en los que se emplean movimientos, como 1, 2 Switch no tendremos apenas pegas porque se ajustan muy bien a la mano, pero a la hora de utilizarlos como mandos en juegos más tradicionales (como Mario Kart 8 Deluxe) encontramos que el stick de control y los botones están demasiado juntos. Tan pegados que necesitaremos un (breve) periodo de aclimatación. La primera impresión es que hay demasiados botones en muy poco espacio, porque a los cuatro del frontal se suman los dos gatillos y los dos que están en el raíl que se conecta a la propia consola. Apenas pesan, ergonómicos y tan pequeños que nos pondremos la correa de sujección más por tenerlos siempre a mano que porque vayan a salir volando como los Wiimote.

Cuando acoplamos los dos Joy-Cons al soporte formaremos un mando que perfectamente puede competir con el DualShock 4 de PlayStation 4 o el controlador de Xbox One… pero para los jugadores más sibaritas tenemos el mando Pro que resulta un calco de los dos mencionados. Hemos podido jugar tanto a Splatoon 2 como a Mario Kart 8 Deluxe y las sensaciones son fantásticas. Lo único digamos, raro, es ese diseño tan llamativo con la carcasa transparente. No dejará indiferente a nadie. Este mando está pensado para los jugadores más exigentes que piensen jugar a los títulos más conservadores (Skyrim o FIFA mismamente), quizás no de salida por su coste, pero una estupenda opción como segundo mando para jugar cómodamente en casa. Con los dos Joy-Cons enganchados a la pantalla en el modo portátil tenemos sensaciones contradictorias. Por un lado tenemos la genial versatilidad de jugar en cualquier sitio con nuestra Switch, pero por contra encontramos que entre las dos manos hay una distancia muy grande. Podemos pasar de tener los dedos muy juntos con un solo Joy-Con puesto de lado a tener las manos muy alejadas al conectarlos en la consola. Switch es una consola de contrastes.

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