Análisis de Typoman: Revised
Analizado en Xbox One. Copia digital proporcionada por Brainseed Factory.
Braid marcó el camino y Limbo le siguió sin pestañear. Luego vendrían muchos, algunos copiaban de forma descarada la fórmula mientras que otros se acercaban a esas cotas de magnificencia. Bien, realmente solamente Inside (también de Playdead) ha conseguido estar a la altura. De hecho, los clones de Limbo han proliferado como las hormonas en Hombres, mujeres y viceversa. De todos ellos, Typoman era de los más llamativos. Sí, el juego de Brainseed Factory tenía ese halo decadente, ese diseño fatalista y ese planteamiento tan macabro que tan bien le sienta a este tipo de juegos por mucho que ya los tengamos más que vistos. Typoman además innovaba en los puzles al introducir letras para formar palabras que se convertían en la clave para progresar. El juego que llegó a Wii U hace más de un año, se ha actualizado bajo el nombre de Typoman: Revised para su estreno en PC el agosto pasado. Ahora llega a Xbox One y PlayStation 4 en su expansión multiplataforma.
Estamos en un mundo apocalíptico. Un mundo dominado por bestias, meteoritos y trampas que hacen la supervivencia una verdadera lotería. Un mundo que necesita un héroe. Pero un héroe con mayúsculas, con peso de verdad en cada una de esas letras. Y es que las letras son el principal atractivo de este mundo por el simple motivo que tienen presencia física. De hecho, nuestro protagonista comienza como una letra “O” que comienza a rodar cuesta abajo hasta que encuentra una “E” que le sirve de cuerpo. De golpe y porrazo, tendremos a “HERO” en pantalla. Nuestro principal cometido será saltar, empujar y agarrar objetos, con esos puzles de cajas tan típicos para subirnos a una escalera inicialmente inalcanzable.
Pero hay más. Hay letras en el mismo escenario que podremos mover y colocar. Mediante un sencillo menú, podremos alterar el orden de las letras que podamos juntar en pantalla que esconden la solución a nuestros problemas. Si queremos que un ascensor se active, bastará con juntar “ON”, mientras que para que bajen unas escaleras hasta nuestro alcance tendremos que componer “DOWN”. La gracia está en que el mismo escenario está lleno de letras, de forma que en las puertas podemos leer “GATE”, en las plataformas “PLATFORM” o en las zonas con gases venenosos “GAS”. Incluso podremos crear palabras que no tendrán incidencia en pantalla, para posteriormente compararnos en los marcadores para ver la cantidad de ellas que han encontrado otros jugadores.
Nos encanta el mundo de fantasía en el que se encuadra todo. Un mundo en el que los pájaros son avioncitos de papel, los monstruos están creados con letras y los fondos parecen pintados a acuarela, con unos todos sobrios que quedan genial con la tipografía resaltada de cada letra en negro. El verdadero encanto del juego reside en la imaginación con la que han conseguido implementar las letras dentro de la jugabilidad y dentro del escenario, hasta el punto en el que se convierte en la principal seña de identidad de un juego encantador. La banda sonora acompaña con tintes lúgubres, composiciones duras y rimbombantes que encajan con ese aire de catástrofe que siempre nos rodea. Claramente, el apartado audiovisual está entre lo mejor del juego junto a la idea de la jugabilidad.
A la hora de hacer balance, las buenas sensaciones se diluyen conforme progresamos. El comienzo es fantástico, con un prólogo que nos invita a hacernos ilusiones casi desmedidas. Pero luego encontramos una dificultad mal ajustada y la pérdida de toda la inspiración que inicialmente nos conquista. A estas alturas, sobra decir que tendremos que saber inglés para formas las palabras. De hecho, mucha de las gracias y de los guiños se basan justamente en eso, como cuando vemos la palabra “RUSH” en el fondo… para a continuación caer una piedra con una “C” que completa la palabra. Por insistencia (y videos de Youtube si somos unos tramposos) conseguiremos completarlo, pero la duración resulta muy escasa con tres capítulos y un prólogo casi testimonial. Un juego con grandes ideas y buena presencia, pero que se desinfla conforme comprobamos que dura poco y que no brilla tan fuerte como nos hace creer al principio.
La idea es genial. Los puzles con las letras. El diseño.
La duración. Conforme progresamos, no resulta tan inspirado.
Este héroe con mayúsculas se inspira en Limbo, y casi lo consigue, pero le falta para conseguir la excelencia.
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