Análisis de Sonic Mania
Analizado en PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por .
Sonic y Sega son uno solo. Desde que a la empresa nipona se le ocurrió crear a una mascota que los representase, los juegos basados en el erizo azul han invadido las consolas, primero de la propia Sega y más tarde, cuando ésta decide retirarse del mercado del hardware, hizo su aparición en todas las plataformas disponibles. Hace más de 20 años, con la Mega Drive en pleno apogeo, Sonic era un juego que vendía consolas como churros, su sello era garantía de diversión y calidad. Con el paso del tiempo las 2D dieron paso a las 3D y en aquella época todos se querían apuntar al carro. Sega, como no podía ser de otra forma, también intentó trasladar su versión de Sonic a las tres dimensiones, desgraciadamente con más pena que gloria. A pesar de que intentos como los Sonic Adventure de Dreamcast resultaron ser juegos bastante buenos, lo cierto es que no se conseguía dar con la fórmula adecuada y los fans reclamaban una vuelta a los orígenes de la serie.
Y ahora nos llega Sonic Mania, un juego que precisamente nos traslada irremediablemente a esa época tan añorada en la que el erizo azul recorría los escenarios lateralmente a toda velocidad. El proyecto ha sido encargado a Christian Whitehead, que ya ha hecho adaptaciones de otros juegos para móviles de Sonic y cuyo resultado final siempre ha sido positivo. El trabajo realizado con este nuevo lanzamiento se ha basado en diseñar desde cero muchos de los escenarios ya conocidos de otros juegos y en crear otros inéditos, pero siempre conservando esa endiablada jugabilidad que tanto nos encantó en los noventa.
La aventura consta nada menos que de 20 pantallas basadas en 12 fases diferentes. Como ya os hemos dicho, algunas son inéditas, pero otras han tomado como referencia zonas clásicas como Metallic Madness, Green Hill, Chemical Plant, Hidrocity, Flying Battery, Oil Ocean, Lava Reef y Stardust Speedway. A pesar de estar rediseñados, conservan su música, enemigos finales y apariencia, y aunque falta alguna que otra clásica localización, la selección ha sido de lo más acertada. También hay una serie de fases de bonus, a las que solamente podemos acceder si tocamos los puntos de guardado con más de 25 monedas en nuestro poder. El entorno en estas pantallas se traslada a las tres dimensiones y tenemos que ir recolectando unas bolitas azules y anillos. Otras fases de bonus serán accesibles cuando encontremos el anillo gigante escondido en cada escenario. En esta ocasión tenemos que recolectar las mismas esferas azules que incrementan la velocidad y anillos que incrementan el temporizador, el objetivo es alcanzar la velocidad adecuada que nos permita llegar hasta la nave antes de que se agote el tiempo, el premio es una preciada y valiosa esmeralda.
Tenemos a tres personajes disponibles, Sonic, Tails y Knuckles, cada uno con sus peculiaridades que nos ayudan a afrontar cada escenario. Siempre vamos acompañados de Tails, que puede ser controlado por un segundo jugador si así lo deseamos. Eso sí, pasa algo curioso cuando cogemos a Sonic, y es que su velocidad hace que el simpático zorro volador se quede un poco rezagado y salga de la pantalla, no obstante es una circunstancia temporal y a los pocos segundos ya vuelve a aparecer. No es un juego largo, se puede superar en un tiempo no superior a 4 horas, un tiempo más que decente para un título de estas características, pero se puede volver a disfrutar una y otra vez sin perder ni un ápice de frescura. Además, se ha incluido un modo contrarreloj y otro competitivo, que si bien no arrojan ninguna novedad, si ofertan un poco de variedad a la hora de afrontar los escenarios.
Mágicamente nos vemos trasladados a la época de los 16 bits, con escenarios coloridos y unos gráficos pixelados. Adaptado a la alta definición y a unos rocosos 60fps, genera que la experiencia visual sea de lo más gratificante. Se nota que ha sido un proyecto tratado con mimo, respeto y dedicación. El apartado sonoro también ha sido cuidado y recreado a la perfección. La sintonía entre la experiencia visual, la jugabilidad y el sonido es impecable, posiblemente estemos ante el mejor juego de Sonic jamás creado y eso ya es decir mucho.
Si nunca has jugado a un Sonic clásico, bien por tu juventud o porque en tu época de niñez has optado por otras plataformas, te vas a encontrar un divertido juego de plataformas 2D donde la velocidad con la que se recorren sus sinuosos escenarios se ha convertido en toda una seña de identidad. Sin duda es todo un imprescindible para todo amante del género, solamente echamos en falta la creación de una versión en formato físico, para el disfrute pleno de que aquellos que sean amantes de lo clásico y de la nostalgia por un formato en vías de extinción.
Revivir esos emocionantes momentos que nos hizo pasar Sonic en Mega Drive
No hubiese estado mal una edición física del juego
Un imprescindible para los fans más nostálgicos de Sonic
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