Análisis de Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido
Versión analizada PlayStation 4. Copia digital proporcionada por Koch Media.
Dragon Quest es una de las series más emblemáticas de Square Enix y precisamente el próximo 4 de septiembre recibiremos por nuestras tierras Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido para PlayStation 4 y PC. Los JRPG están en plena forma y el estudio japonés presenta una de las mejores experiencias para los fans del género. Nosotros ya lo hemos podido jugar y por ello en este análisis recogemos todas las características que sin lugar a dudas lo posicionan como uno de los más grandes videojuegos de 2018.
El lanzamiento del título se ha hecho esperar algo más de la cuenta y ya hace poco más de un año desde que se puso a la venta en Japón. Fueron muchos los fans que desafortunadamente no pudieron disfrutar de Dragon Quest X, dado que su formato MMORPG ha hecho que dicho capítulo de la saga no salga del país nipón, pero la vuelta a los origines “offline” de la saga han hecho que esta vez sí podamos disfrutar de la undécima entrega numerada. Además cabe recordar que el equipo de desarrollo sigue trabajando en llevar el juego a Nintendo Switch, por lo que próximamente se distribuirá para la consola híbrida (y esperamos que en occidente también), para así llegar a un público aún mayor. En cualquier caso es hora de centrarnos en hablar de la entrega que ya tenemos en nuestras manos y que en pocos días llegará a las tiendas.
Ante nosotros tenemos la historia de un joven que al realizar la ceremonia de mayoría de edad descubre que en su interior esconde un gran poder, es un héroe elegido para acabar con la oscuridad que amenazará al mundo de Erdrea. Tras ello es catalogado como el engendro oscuro, por lo que se ve perseguido por el ejercito del rey Cornalino. En dicho momento su viaje no solo tiene el fin de descubrir su verdadera razón de ser y sus orígenes, también luchar contra la oscuridad y contraatacar a aquellos que creen que es un ser de oscuridad. En la narración tienen lugar cantidad de sobresaltos y como no podía ser menos, tal y como ocurre en muchas otras entregas de la serie, el árbol de Yggdrasil es importante en la historia. En cualquier caso no vamos a contar mucho más sobre la misma, para que así cada uno la descubra por sí mismo las muchas sorpresas que depara.
En la aventura de nuestro héroe esperan grandes peligros, por lo que en su camino va conociendo otros personajes que se suman a su causa. Cada uno de ellos tiene un motivo para unirse a nuestras filas, pero el fin de todos ellos es hacer que la luz reine sobre la oscuridad. Erik, un ladrón peliazul es el primero de ellos, pero también están Serena y Verónica, una sanadora y una maga respectivamente. Un dicharachero trovador ambulante llamado Servando, así como el misterioso anciano Rob y la fantástica luchadora Jade. Cada uno de ellos tiene unas cualidades que lo hacen diferentes del resto, pero además cabe destacar que no todos pueden utilizar el mismo tipo de armas o equipamiento, por lo que todos y cada uno son igual de importantes en nuestra aventura.
El mundo de Erdrea nos presenta un gran territorio que explorar. En este mapa se dan cita ciudades, poblados, grandes campos, bosques, zonas heladas, cuevas y mazmorras, así como un sin fin de parajes. Dada la gran extensión del mapeado nos topamos con la posibilidad de recorrerlo a pie, pero también podemos hacerlo a caballo, para lo que tenemos que invocar a nuestro corcel en los postes que encontramos por las distintas regiones. De esta manera podemos adelantar camino mucho más rápido, pero además de los caballos existen otros tipos de monturas. Más adelante hablaremos de los combates, pero en algunos de ellos nos podemos topar con algunos enemigos brillantes, los cuales una vez derrotados pueden ser manejados para así acceder a localizaciones que de otra forma no podríamos. Además de ello no falta la típica magia de teleregreso que nos permite teletransportarnos a los lugares ya visitados, así como otros medios de transporte para recorrer grandes distancias.
Dadas nuestras grandes andanzas un punto de interés que visitamos con asiduidad son los diferentes campamentos que encontramos. En ellos podemos descansar para recuperarnos, pero también podemos acceder a puntos de guardado y a la forja sobre la que después haremos un mayor hincapié. Así mismo las tiendas y hostales de las diferentes ciudades y poblados también son lugares que no podemos perder de vista.
En el gran mundo que tenemos ante nosotros los monstruos campan a sus anchas, por lo que los vemos a tiempo real sobre los diferentes parajes. Para comenzar a combatir contra ellos basta con acercarnos a los mismos, momento en el que el título nos presenta una fórmula clásica de combates por turnos con algunas peculiaridades bastante interesantes. Ante nosotros tenemos acciones básicos como realizar ataques sencillos o emplear habilidades y conjuros, así como asignar una posición defensiva o utilizar objetos. Esta última opción nos permite acceder a las bolsas de objetos de cada personaje en cuestión, por lo que repartir los ítems es una tarea importante. De la misma forma existe una opción que es equipo, la cual nos permite modificar el equipamiento de los personajes en pleno combate, ya que como hemos avanzado antes cada uno de ellos es fiel a un tipo de armas en particular.
Previo a la pantalla de selección de las opciones anteriores nos topamos con un menú que esconde bastantes posibilidades. Dentro del apartado de formación podemos ajustar la disposición inicial de los personajes que controlamos sobre el terreno, pero además de ello podemos cambiar en pleno combate a los integrantes del grupo por aquellos que tenemos en reserva, ya que el tópico del género de tener un máximo de cuatro miembros activos también está presente aquí. Esto no solo nos permite ajustar la estrategia durante los enfrentamientos, también posibilita retirar combatientes que han caído por otros que están en sus plenas facultades. Por otro lado está la táctica, lo que nos permite asignar a cada personaje unas instrucciones en particular, tales como atacar sin piedad, realizar tareas curativas o simplemente cumplir nuestras órdenes, entre otros. Esto hace que podamos automatizar los movimientos de algunos personajes, de todos ellos, u optar por un control absoluto y seleccionar las acciones de ellos manualmente.
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