Análisis de de Blob 2
Versión analizada Xbox One X. Copia digital proporcionada por Dead Good Media.
Ya hemos hablado sobre la vuelta de THQ Nordic, de cómo Nordic Games adquirió el sobrenombre mientras sumaba casi todas las licencias de la desaparecida distribuidora. Entre los juegos de THQ, encontramos
de Blob
, un juego exclusivo de Wii que terminó por saltar al resto de plataformas de la época con su segunda entrega. Un poco lo que le ocurrió también a
Epic Mickey
, curioso que ambos compartan incluso planteamiento. En este resurgir de THQ Nordic como tal, y también un poco por aprovechar el fondo de armario de títulos del catálogo, llega
de Blob 2
a Xbox One y PlayStation 4.
Estamos ante un plataformas en tres dimensiones en el que el color es la base en la que gira toda la jugabilidad. Estamos convencidos que en Nintendo, y sobre todo el equipo de desarrollo de Splatoon conocen a la perfección el funcionamiento de este juego, porque salvo matices, el fundamento es realmente parecido. Para situarnos, nuestro protagonista Blob es una blandita bola gelatinosa capaz de absorber colores y transmitirlos a los elementos que toca, bien sean edificios, árboles u otros enseres de los escenarios. Su particular cruzada con el Camarada Black, un tirano que quería dejarlo todo de color negro, le llevó hasta vences al villano, pero éste consiguió poner pies en polvorosa. Esta segunda entrega arranca justamente con nuestro personaje siguiéndole la pista a su archienemigo, hasta una pequeña isla que nos servirá como improvisado tutorial para aprender las mecánicas de juego.
Principalmente tendremos que saltar y explorar. Tendremos diferentes niveles al más puro estilo Super Mario 64, es decir, pequeños escenarios que podremos recorrer a nuestras anchas (o después de abrir el acceso a una zona) para acumular todos los coleccionables que hay ocultos y resolver todas las pruebas que nos piden. Estos retos van desde dar “vida” a todas las plantas del nivel, romper las estatuas de las fuerzas opresoras, cambiar los carteles por otros más alegres o colorear ciertos edificios de tonalidades concretas. Cada acción requerirá de una cantidad concreta de pintura, la que podemos “llevar” se verá indicada en la parte superior derecha, de manera que colorear un cartel supondrá un coste determinado mientras que romper una estatua tendrá otro coste diferente. Como era de esperar, podremos mejorar a Blob conforme consigamos realizar los encargos y tareas, incluso aumentar esa cantidad base de pintura que podemos llevar.
Por lo demás, mucho saltos y mucho buscar el color que nos falta. Ayuda mucho el círculo de objetivos que vemos alrededor de nuestro personaje, ya que ahí se muestran tantos las tonalidades más cercanas como los retos que nos quedan por conseguir. El juego tiene una curva de dificultad bastante relajada y tenemos que ser muy insistentes en caernos a las zonas contaminadas para que nuestro protagonista se vea mal parado. Realmente, es un juego muy simple, impropio del poderío que pueden mostrar estas consolas, pero resulta la mar de simpático ver a los personajillos saltar de un lado al otro y ver como todo cambia de color a nuestro paso. En ese sentido, las composiciones musicales y los sonidos que hacer refuerzan el sentido del humor que impregna toda la aventura. En ciertos compases tendremos segmentos jugables en dos dimensiones desde una perspectiva lateral, sobre todo al entrar dentro de alguna construcción para allanarnos el camino en el escenario.
de Blob 2 se destapa como un plataformas tridimensional de los de antes, de esos en los que las horas se convertían en minutos mientras nos obcecábamos en buscar todos los objetos del escenario y en cumplir todos los encargos que nos piden. Es la mezcla de Mario con Splatoon, aunque esos dos nombres le queden un poco grandes a la creación de Blue Tongue Entertainment. No es que estemos ante un remaster de los que hacen época, más bien se trata de una actualización más que correcta para potenciar la tasa de imágenes por segundo y aprovechar en condiciones la resolución de nuestros televisores (nada de 4K por cierto). Si lo jugaste en su día, puede que no le encuentres la gracia volver a colorear todos los lugares que el juego ofrece, pero si te molan los saltos y escudriñar escenarios hasta conseguir el cien por cien, puede que acabes atrapado al afán coloreador de nuestro simpático Blob.
Los coleccionables, los retos y el uso del color. Divertido.
Apenas aporta novedades a la versión de 2011.
La casi mascota de THQ regresa para recordarnos que ella ya brincaba y lo dejaba todo perdido de tinta antes que los cefalópodos de Splatoon.
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