Análisis de Mutant Year Zero: Road to Eden
Si fuéramos a hablar de romances dentro del espectro de los géneros de los videojuegos, no podríamos sino mencionar el marcado e influyente idilio que han protagonizado el rol y la estrategia a lo largo de la evolución de esta industria que tanto nos apasiona y encandila. Se atraen el uno al otro como polillas al neón trémulo en la medianoche, como la Tierra y la Luna en el cosmos; en definitiva, están intrínsecamente relacionados, y son muchísimas ya las propuestas que han mezclado hábilmente las características más notables de uno con las del otro. Ahí se enmarca el título que hoy nos ocupa,
Mutant Year Zero: Road to Eden
, un juego que recoge diestramente el testigo de los XCOM modernos y lo mezcla con una ambientación única, mordaz e irreverente que nos deja momentos impagables… y a veces sensaciones un tanto agridulces. A continuación, te contamos todo lo que hay que saber sobre la nueva obra de The Bearded Ladies.
Fábulas como cartuchos de escopeta
Basado en el juego de rol de lápiz y papel homónimo, y ambientado en un futuro distópico y apocalíptico en el que prácticamente toda la población global ha caído víctima de una peligrosa y escabrosa enfermedad, Mutant Year Zero: Road to Eden nos sumerge en un peligroso e ignoto mundo en el que nada es lo que parece. Cuenta la historia que, ahora, en estos futuros inciertos y hostiles, los restos de la humanidad sobreviven como pueden en El Arca, uno de los últimos bastiones que resisten ante la locura y la demencia que reina en La Zona. Así pues, nuestra historia comienza cuando la integridad de nuestro refugio se ve comprometida, ya que uno de los miembros más influyentes y necesarios de la comunidad ha desaparecido en extrañas circunstancias; aquí entran en juego Dux y Bormin, pato irónico y jabalí de temperamento férreo, en definitiva, mutantes más que acostumbrados a las incursiones en terrenos peligrosos, los cuales tendrán que encontrar al tipo extraviado. ¿Qué podría salir mal? Pues todo, claro.
No obstante, y como no podría ser de otra forma, el asunto no queda ahí; lo cierto es que la trama se complica y empiezan a surgir otras cuestiones argumentales, algunas de ellas bastante bien hilvanadas, que, entre otras cosas, apuntan hacia los orígenes y el destino de los propios mutantes. Cabe destacar, eso sí, que muchos de estos frentes no terminan de resolverse con maestría, y es que algunos giros y direcciones del guión pueden hacerse un tanto previsibles; por fortuna no siempre es así y, aunque no abundan especialmente, podremos encontrarnos con más de una situación que nos romperá las esquemas o que nos llevará a sopesar múltiples posibilidades. Después de todo, estamos en el fin del mundo y aquí pasan cosas muy raras, como señores con extrañas proliferaciones de hongos en la cabeza que les otorgan poderes psíquico-eléctricos.
Por otro lado, donde sí que brilla con más soltura Mutant Year Zero: Road to Eden es la hora de elaborar personalidades atractivas y simpáticas, de esas que sacan sonrisas genuinas al jugador sin forzar la maquinaria; los personajes carismáticos abundan, tanto dentro como fuera de nuestra inverosímil escuadra, pero el hecho de que no dispongamos de un sistema de relaciones ni de diálogos entre ellos termina por ensombrecer el apartado. La realidad es que la mayoría de las veces nos encontraremos con situaciones totalmente predefinidas donde no tenemos rango de maniobra, y eso siempre supone un pequeño desencanto; a pesar de todo, se trata de una decisión de desarrollo que, si bien no terminamos de comprender, casa a la perfección con el tono predominantemente sarcástico y desenfadado del título.
Si no te gusta hablar espero que al menos te guste mi puño
Evidentemente, donde sobresale Mutant Year Zero: Road to Eden es en el ámbito jugable. Fuera del combate funciona como un interesante aunque limitado motor de exploración en tiempo real, en el que recorreremos áreas cerradas y definidas con multitud de encuentros planificados y plagados de tesoros y chatarra por recolectar; además, todas las zonas están interrelacionadas, por lo que más de una vez nos veremos en la obligación de visitar un sector anterior para tomar otro camino en la encrucijada que vimos minutos atrás. En este sentido, queda patente la calidad de los acabados y de los diseños de todas estas localizaciones, que son tan variadas como llamativas; el punto negativo lo encontramos precisamente en lo que se refiere al propio ejercicio de deambular por el mundo, ya que no suele ofrecer más recompensa que unos créditos adicionales o algún objeto escondido en una caja, por lo que puede dar la sensación de que hay mucho espacio e ideas desaprovechadas. Por otro lado, el sistema de mejora de armas permanece dentro de lo funcional, y aunque no brilla por su profundidad, sí que consigue constituirse como un apartado fundamental e ingenioso de la jugabilidad.
Eso sí, la fiesta comienza dentro del combate; es aquí donde el juego pone toda la carne en el asador, y nos descubre una estructura de enfrentamientos por turnos que reúne las características fundamentales de otros títulos anteriormente mencionados, en los que se inspira de forma clara, y que es divertido, exigente y gratificante a partes iguales. Así pues, encontraremos un sistema de aciertos y fallos basados en la probabilidad -que se ven afectados por cuestiones tácticas como el flanqueo, el tipo de cobertura, la distancia, el arma o la propia posición- y un medidor de acciones que se ordenan con el pago previo de puntos de acción, de los que tendremos dos por turno. Las habilidades y mutaciones especiales de los personajes son algunos de los elementos más impactantes tanto desde el punto de vista creativo como destructivo, y nos permitirán enfocar el combate tanto por la fuerza bruta como por el sigilo, opción que goza de una importancia inusitada dentro del esquema que ofrece el título. Es precisamente este apartado el que nos confiere libertad absoluta para decidir cómo enfocamos los enfrentamientos, y es innegable que termina siendo su gran baza.
Conclusiones
Mutant Year Zero: Road to Eden es un título notable que cumple con creces como producto de estrategia: los combates que propone son divertidos, adictivos, profundos, y la exigencia que plantean jamás se desliga de la justicia. La Zona y sus variopintos habitantes resultan de lo más interesantes y nos dejarán no pocas frases ingeniosas que complementan perfectamente una historia que consigue sobrevivir a los clichés y matices clásicos de la ciencia ficción; no obstante, se queda un poco corto a la hora de adentrarse en los tremedales del género del rol, dejando la sensación de que el resultado podría y debería haber sido algo mejor. A pesar de todo, es perfectamente recomendable para los apasionados del género y para aquellas personas que hayan disfrutado de propuestas similares, ya que acierta plenamente en la materia puramente jugable.
Alternativas
Las entregas modernas de XCOM, así como Divinity Original Sin y su fabulosa secuela, están aún varios peldaños por encima.
El sistema de combate. Las personalidades de algunos seres que pululan por La Zona.
Escasos elementos conversacionales. Poco roleo. No es muy largo ni rejugable.
Mutant Year Zero: Road to Eden es adictivo y mordaz. Como juego de estrategia es más que notable, la pena es que podría haber dado más de sí.
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