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El joven y la viejecita
Un joven guapo, con un cuerpo escultural, estaba desesperado pues acababa de terminar los estudios, no tenía trabajo ni dinero y necesitaba pagar el alquiler, la factura del móvil, la gasolina del coche, los anabolizantes, la lancha, etc. etc. Se decidió a hacer un “programa” para generar dinero rápido.
Colocó en la puerta de su apartamento un cartel bien grande que decía:
EN LA CAMA: 100.00
EN EL SOFA: 50,00
EN EL SUELO: 25,00
En eso pasó una viejecita y se puso a leer con atención el cartel, se fue corriendo a su casa, rompió la hucha, se puso a contar el dinero y se fue directa al apartamento del joven. Llegó al cuarto del joven y le entregó al muchacho las monedas que llevaba en la mano. Al ver a la viejecita el joven se quedó un poco afligido, pero él sabía que necesitaba el dinero. Entonces hizo pasar a la viejecita le cogió las monedas y se puso a contarlas….100 euros.
Entonces el joven le hizo a la viejecita una pregunta:
– La viejecita quiere cama, eh?
Sonriendo la viejecita le dijo:
– ¡¡¡No seas ingenuo muchacho…!!! ¡¡¡Yo quiero cuatro veces en el suelo!!!
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La vieja y el joven
Abogado defensor:
- ¿Cuál es su edad?
Viejita indefensa:
- Tengo 86 años
- Podría decirnos, en sus propias palabras, ¿qué fue lo que sucedió?
- Allí yo estaba, sentada en la mecedora en el porche de mi casa, en una agradable noche de primavera, cuando un joven se acercó y se sentó junto a mí
- ¿Usted lo conocía?
- No, pero él se mostró bastante amigable
- ¿Qué sucedió después de que él se sentó?
- Él comenzó a acariciar mis piernas
- ¿Usted lo detuvo?
- No, yo no lo detuve
- ¿Por qué?
- Se sentía muy bien, nadie me había hecho eso desde que mi esposo murió hace 30 años.
- ¿Qué sucedió después?
- El comenzó a acariciarme los senos
- ¿Usted lo detuvo entonces?
- No, yo no lo detuve
- ¿Por qué?
- Bueno, señor juez sus caricias me hicieron sentir viva y excitada. No me había sentido así en muchos años
- ¿Que sucedió después?
- Bueno, yo me estaba sintiendo tan excitada que simplemente abrí mis piernas y le dije: Hazme tuya jovencito, tómame, hazme el amor
- Entonces, ¿él la tomo, le hizo el amor?
- No. Solo gritó: “FELIZ DIA DE LOS INOCENTES” y fue allí cuando le disparé a ese ¡¡hijo de puta!!
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