Loro muerto

Se encuentran dos amigos por la calle y uno le dice a otro:
– Hola Manolo. ¿Cómo han ido estos quince días? ¿Te han ido bien las llaves que te dejé de mi chalet en la sierra?
– Pues me ha ido muy bien, gracias. Por cierto, que tengo que darte una mala noticia: se te ha muerto el loro.
– ¿Cómo???? ¿Mi loro???? ¿el loro que importé de las amazonas????? ¿el que me costó cuatro millones????? pero, ¿cómo ha sido?
– Bueno, se ve que a los loros no les sienta bien picotear carne de caballo en descomposición
– ¿Cómo?? ¿carne de caballo en descomposición? ¿pero si tengo comida para el loro, además, de donde ha sacado el loro la carne de caballo para picotearla?
– Hombre, es que hubo que soltarlo, y como los caballos habían muerto de cansancio haciendo girar la noria para sacar agua del pozo….
– ¿La noria?? ¿el pozo?? ¿mis caballos?? ¿mis puras sangres ganadores?? ¿pero cómo se te ocurre poner a unos caballos de carreras a sacar agua del pozo?? si tengo un motor eléctrico para eso, y en el caso de que fallase están las mulas.
– Bueno, las mulas también murieron de agotamiento, y …
– (ya con voz de desesperación, ansia, agotamiento nervioso, etc.) Mis mulas… mis caballos… mi loro… ¿Por qué no pusiste en marcha el motor eléctrico????
– Bueno, ya lo hice, pero al incrementar la potencia saltaron los plomos, y no era cuestión de pararse a buscar la caja de los plomos, con la prisa que había…
– ¿Prisa, que prisa?? y, ¿para qué necesitabas tanto agua?
– Hombre pues para apagar el incendio… ¿No te lo había dicho todavía?, se te quemó el chalet.
– (cada vez más desesperado) Mi loro… mis caballos… mis mulas… el motor del pozo… mi chalet… Pero, pero, pero pudo incendiarse el chalet.
– Hombre eso fue un desgraciado accidente, una vela que se cae, una cortina que prende… y ya tenemos un bonito incendio.
– (ya llorando) ¿Una vela??? ¿Para qué necesitabas una vela? si en el chalet hay electricidad.
– Hombre Paco, no me digas esto, que en un velatorio queda mucho más bonito que haya velas.
– ¿Velatorio?? ¿qué velatorio?? ¿quién ha muerto??
– Como eres Paco, no me digas que no te has enterado. Es que tu mujer vino a ver cómo me iba todo, la confundí con un ladrón y le disparé con tu escopeta de caza.
– (totalmente desesperado) ¿¿Mi mujer???????? (y se desmaya)
– Caramba, como se ponen algunos por un pequeño loro…

Ley de Murphy 27

– Cuando al compilar un programa no da errores de compilación, eso quiere decir que el programa no hará lo que nosotros queremos que haga.

– Contra-efecto “demo”: Una demo siempre funcionará correctamente hasta que toque algo tu (hasta ahora) cliente.

– Cuando estés a punto de terminar de hacer un trabajo de más de 20 folios en el ordenador, por una extraña circunstancia, habrá un apagón.

– Si tú no puedes pasarte un juego, todo aquél al que se lo dejes podrá.

– Axioma de Martin sobre el desarrollo de software en equipo: No Importa lo complejo y obscuro que sea el error que cometa el desarrollador más experimentado. El más novato siempre lo hará público y lo solucionará en tiempo record.

– Postulado de Troutman sobre Programación (nº5): Si se ha diseñado el editor de entrada de tal forma que rechace todas las entradas nocivas, siempre habrá algún idiota que descubre el método para que se cuelen los datos.

– Ley de los informáticos de mantenimiento en las grandes empresas: Del documento más importante nunca hay copia de seguridad.

– Ley de Isra para correo electrónico: La probabilidad de que el ordenador se cuelgue cuando quieres enviar un mensaje es directamente proporcional al tiempo que hayas pasado escribiendo el mensaje.

– Conclusión deductiva de Menzinsky :
Premisa: El programa nunca es del agrado del jefe.
Consecuencia: El programador no sabe lo que quiere el jefe.
El problema: El jefe no sabe lo que quiere

Análisis de sangre

A un tío le hacen un análisis de sangre en el que le tienen que sacar medio litro de sangre. El tío se queda hecho polvo, pero como era por la seguridad social el doctor dice a la enfermera:
– Dele a este hombre un dedal de vino y una aceituna.
El paciente, mosqueado:
– Oiga, ¿y no tendría un sello por ahí?
– ¿Y eso?
– Es que durante las comidas acostumbro a leer un poco