Ley de Murphy 15

– Siempre desecharás la primera rebanada del pan Bimbo.

– La probabilidad de entrar en una habitación a oscuras y meter los dedos en el enchufe es el doble de la de accionar el interruptor para encender la luz.

– Si todo lo que usted tiene es un martillo, todo lo que vea le parecerán unos clavos.

– Siempre que se esté viendo un partido o película en la TV en lo mejor se joderá la transmisión.

– Siempre que te entren unas ganas irresistibles de cagar no habrá papel en el baño.

– Todo aparato que tenga garantía de un año, fallará en el día 366 a partir de la fecha de compra.

– Es imposible caerse desde el suelo. Un bebé tarda nueve meses en aprenderlo.

– En la profesión de Detective Privado, si se quiere que el investigado salga de su casa, se debe encargar una hamburguesa con su kétchup y mostaza, un refresco en vaso, sin tapa, y una tacita de café. Cuando vayas a empezar a comer, y tengas todo dispuesto sobre el salpicadero del coche, seguro que sale de su casa la persona que has de seguir.

– Las corbatas limpias atraen la sopa.

– La probabilidad de que una tostada se caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo es proporcional al precio de la alfombra.
Corolario: Las probabilidades se disparan cuando la tostada tiene mermelada de frutas del bosque.
Corolario del corolario: Si la tostada no cae sobre el lado de la mantequilla será porque eso habría, al menos, tenido su gracia.

Lado equivocado de la cama

La madre Superiora se levanta tempranito y comienza su rutinaria visita de los dormitorios de las monjas:
– Buen día Sor Josefa, la veo muy bien, y ese suéter que está tejiendo…
– Gracias Madre. Ud. también se ve muy bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama, ¿ eeehh… ?
No le gustó nada el comentario final y continuó. En la siguiente celdilla repitió:
– Buen día Sor María, qué bien se le ve hoy, y qué bonito está quedando ese bordado…
– Gracias Madrecita. Ud. también se ve bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama
La Madre Superiora se mordió los labios y siguió su recorrido. Pero todas las monjitas le respondían lo mismo. Así que cuando llegó a la quinta monja ya estaba que trinaba, entonces saludó con los dientes apretados.
– Buen día Sor Leonor. Séame sincera… ¿yo me veo como si me hubiera bajado por el lado equivocado de la cama?
– Sí, madrecita…
– ¿Y qué le hace pensar eso?
– Es que lleva puestas las sandalias del Padre Ramón…